55

126 10 0
                                    

Aiden

Desde que salimos de casa Kiara ha estado caminando sin quejarse, pero ahora noto que está cansada porque hemos reducido la velocidad a la que andamos. Conociéndola no me dirá que está cansada, así que me transformo sin previo aviso, y una vez en mi forma lobuna me doy cuenta de que pude haberla asustado con mi repentina transformación, pero para mi sorpresa, cuando em giro, veo en su cara la misma expresión de ilusión de siempre. Esta chica nunca termina de sorprenderme.

- Es hora de que descanses- le digo y ella simplemente asiente antes de poner su mochila sobre su espalda y subir a mi espalda.

Se tumba ligeramente sobre mi lomo y cuando sus dedos se hunden en mi pelaje para agarrarse, siento como una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo. A pesar de tener la temperatura más alta que la suya y de que ella lleve una cazadora bastante gorda, siento como el calor emana de ella, especialmente de su cara y sus manos, las cuales casi tocan la piel debajo de mi gruesa capa de pelo. Su respiración se ha vuelto más tranquila y lenta, lo que quiere decir que se ha dormido. Decido ir más lento por miedo a que se caiga si sigo al mismo ritmo que cuando estaba despierta. Unos cuarenta minutos más tarde llegamos a la cabaña de William. Las luces de la cabaña están encendidas, lo que le da un aire mucho más acogedor, estoy seguro de que a Kiara le gustará cuando se despierte por la mañana y la vea. Es una cabaña de dos pisos dota hecha de madera, y como dije hace unos momentos, las luces encendidas le dan un toque muy hogareño.

- Estoy fuera, necesito tu ayuda.

Como de costumbre no me responde, pero segundos después la puerta se abre y Will sale a recibirme.

- Dichosos los ojos- dice.

- Nos vimos hace un mes, no exageres- Will se ríe.

William es uno de los lobos más longevos que conozco y también uno de los más sabios. Nunca me ha dicho su edad, tampoco es que yo se la haya preguntado, pero más de cien años tiene. Todos los de mi especie le tiene respeto y me atrevería a decir que muchos de ellos miedo, la principal razón es que cuando uno le conoce, da esa impresión. Un hombre lobo serio y solitario que asusta solo con la mirada. También es alguien a quien le gusta mantenerse alejado de los problemas ajenos, no suele mostrarse en lugares públicos ni tampoco suele asistir a las reuniones que solemos tener entre las diferentes manadas que habitan los alrededores. Pero conmigo siempre fue como un segundo padre, ayudándome en los momentos en los que no sabía que hacer. Y cuando uno le conoce se da cuenta de que en el fondo todo lo que aparenta ser, no es lo que realmente es, pero a él le gusta tener la fama que tiene, fama que mantiene alejadas a las personas.

- Se ha quedado dormida- dice mirando a Kiara sobre mi lomo, yo solo asiento con la cabeza.

Will se acerca a mi, despacio, le quita la mochila a Kiara y la deja sobre el suelo. Luego la coge en brazos y espera a que yo me transforme, cuando soy humano me la pasa, coge la mochila del suelo y nos encaminamos hacia la cabaña. Un sentimiento bastante tonto me invade en el momento en el que Will deja a Kiara en mis brazos. Sentir su cuerpo pegado al mío, como descansa su cabeza sobre mi pecho y lo tranquila que es su respiración hacen que sonría, me gusta que se sienta segura cuando está conmigo, es un sentimiento que no cambiaría.

- Si- deposito un beso en su frente.

Como dije antes, la cabaña de Will consta de dos plantas. En la de abajo se encuentra la cocina-comedor, la habitación de Will, el salón y un baño. En la segunda planta hay dos habitaciones grandes, una de ellas con baño propio, y un baño. Tanto el interior como el exterior de la cabaña son de madera.

El vínculo-EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora