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Aiden

Al llegar a casa, veo el coche del padre de Kiara y una sensación de mareo me invade. Entro y la primera persona a la que veo es a Emma. Ella se percata de mi presencia y se gira. Sus ojos están rojos e hinchados y viene hacia mí para darme un abrazo, el cual duele como un puñal clavado en el corazón. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo y siento como todo su cuerpo tiembla. Quiero ir a ver a Kiara, pero no me veo capaz de alejar a Emma de mis brazos. Es una sensación extraña, quiero estar al lado de mi novia, pero por otra parte me aterra entrar a la habitación en la que escucho a mi padre hablar y encontrarme con algo que no quiero ver, pero sé que es la realidad. Mi mente no me permite sentir nada en estos momentos porque todo mi ser se niega a aceptar lo que ya se.

Logan se acerca a nosotros. Su expresión es triste y puedo sentir su dolor. Él le da unas palmaditas en la espalda a Em y ésta se despega de mí. Sus ojos se encuentran con los míos y odio lo que veo en ellos, pena y dolor. Con la cabeza agachada y con mi mirada fija en el suelo entro en la habitación en la que está mi padre, también está el padre de Kiara. Ambos se giran al sentirme entrar. El padre de mi novia parece estar al borde de colapsar, pero mantiene la actitud, aunque puedo notar que ha estado llorando. Sus cuerpos se mueven y mi mirada cae sobre lo que hay tras ellos, el cuerpo de Kiara. Camino hacia la cama en la que está tumbada y me arrodillo a su lado. Cojo su mano entre las mías. Está caliente, eso es una buena señal ¿no? Mi mirada viaja hacia el costado derecho y no me gusta para nada lo que mis ojos ven. La herida está descubierta y se ve de todo menos bien. No es muy grande, pero la piel de alrededor de ésta es de color negro, lo que indica que el veneno se está abriendo paso. Mis manos empiezan a temblar, y ese temblor avanza rápidamente hasta apoderarse de todo mi cuerpo. No me molesto en ocultarlo, lo que me molesta es que no hay sentimiento en mí, absolutamente nada, es como si estuviera vacío por dentro, no hay rabia, ira u odio. Me acerco a su rostro, se ve tranquila, y deposito un beso en su frente.

- ¿Qué ha pasado? – pregunto mientras me levanto y me giro hacia mi padre y veo al padre de Kiara abandonar la habitación.

- Una flecha impregnada en acónito la atravesó el costado. He extraído todo el veneno que he podido, pero...

- Vivirá ¿verdad? – le corto.

- No lo sé Aiden. El acónito es mortal para nosotros, y aunque muy pocos lo saben, también lo es para los humanos si no se trata a tiempo.

- ¿Cómo pasó? – noto que me tiembla la voz.

- No lo sabemos- me giro bruscamente hacia mi padre y éste retrocede un paso- Kevin la trajo hace media hora, intentamos localizarte, pero nos fue imposible- dice con voz firme.

- ¿Dónde está...?

- Aquí- Kevin interrumpe mi pregunta- Estaba de camino a casa cuando sentí una presencia rara. Seguí su rastro y cuando llegué al lugar del que prevenía me encontré con Kiara, estaba muy débil, así que la traje aquí. Cuando llegué al lugar vi algo enorme alejarse.

- ¿Algo? – pregunto dando un paso hacia adelante.

- Creo que era un lobo, pero era demasiado grande, incluso más grande que nosotros.

- Aiden- es mi padre quién habla ahora- Necesito llevarme a Kiara al hospital.

- Voy con vosotros.

La espera me está matando. Trajimos a Kiara al hospital hace casi una hora y hasta ahora no tengo noticias sobre su estado. Su padre ha ido a casa para informar a su madre y su hermana, me llamó hace unos minutos para decirme que no iba a poder estar aquí porque ellas le necesitaban, pero me hizo jurarle que le avisaría de cualquier cosa por más pequeña que fuera. Cuando decidimos traer a Kiara al hospital, le dije a Logan que se llevara a Em a casa, ahora mismo no puedo lidiar con ellos. Ambos se negaron a dejarme solo, aunque se fueron a la cafetería. Sé que no debería estar solo en estos momentos, pero no estoy para aguantar a nadie. Por el rabillo del ojo veo movimiento a mi derecha. Es Kevin que se con dos vasos descartables en la mano. Me tiende uno y el olor a café invade mis fosas nasales.

- No te he dado las gracias por haberla salvado- inspiro hondo porque por primera vez desde el incidente siento un enorme nudo en la garganta- Gracias- mi voz suena rota.

Kevin que se sentó frente a mí, ahora está sentado a mi lado estrechándome el hombro.

- No tienes que dármelas- es lo único que dice.

Siento lágrimas correr por mis mejillas, y me doy cuenta de que me estoy derrumbando. Justo cuando me doy cuenta de que ya no puedo aguantar más, la voz de Em llama mi atención.

- Aiden- dice ella con la voz igual de rota que la mía.

Ella se acerca a mí y cuando la tengo lo suficientemente cerca, mis brazos envuelven su cintura y mi cabeza se apoya en su vientre. Dejo que los sentimientos que he estado evitando hasta ahora salgan a flote. Lloro de la impotencia, porque sé que no puedo hacer nada para salvarla. Em simplemente acaricia mi pelo.

Escucho pasos que se acercan a nosotros y me despego de Emma. Es mi padre.

- Le hemos hecho pruebas y tiene acónito en su sangre. Le estamos haciendo una limpieza de sangre. Pasarán unas tres horas hasta que su sangre esté limpia. Tres horas que serán cruciales para su supervivencia. Por ahora lo único que nos queda es esperar. No te puedo decir nada más. Lo bueno es que Kevin la trajo a tiempo. Kiara es una luchadora Aiden, tú lo sabes mejor que nadie. No te lo puedo asegurar, pero creo que saldrá de esta.

Cuatro horas más tarde estoy en la habitación con Kiara. Mi padre le hizo más análisis de sangre y ya no queda rastro de acónito en su cuerpo. Su cuerpo descansa sobre la cama y al igual que antes, su rostro se ve relajado. Mi padre me dijo que me fuera a casa a descansar, pero no hay fuerza humana ni animal que me haga moverme de esta habitación.


El vínculo-EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora