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Kiara

Entro en la habitación con el corazón galopando en mi pecho. Mi actitud de hace unos minutos no ha sido tan reveladora, pero para mí ha sido algo nuevo, nunca había actuado así con Aiden. Tampoco es que haya estado mal, siendo sincera me sentí bien al tentarle un poco. Me lavo los dientes. Termino de hacerlo y escucho como la puerta de mi habitación se cierra, por eso no me asusto al sentir a Aiden justo detrás de mí. Siento su respiración sobre mi cuello. Tampoco me sobresalto cuando mueve mi pelo hacia la derecha y empieza a dejar pequeños besos sobre mi cuello. No me sobresalto, pero si me estremezco cuando sus labios tocan la piel sensible de mi cuello, reacción que provoca una ligera risa en Aiden. Inclino la cabeza hacia un lado para que Aiden pueda seguir con el trabajo que ha empezado. Para mi sorpresa, Aiden coloca sus manos sobre mi cadera y me da la vuelta quedando cara a cara. Una sonrisa traviesa se dibuja en su rostro. Acto seguido siento sus labios presionar los míos, para luego fundirse con ellos en una danza lenta y coordinada. Él se mueve hacia delante y yo retrocedo. Ahora sus manos están a ambos lados de mi rostro mientras que las mías se encuentran entrelazadas en su cuello, acariciando de vez en cuando su pelo y sintiendo como su cuerpo se estremece al hacerlo. Mi cuerpo choca suavemente contra la pared y es ahí cuando Aiden rompe el beso. Nuestras respiraciones están un poco aceleradas, pero no mucho. Aiden me mira a los ojos. Los suyos vuelven a danzar al ritmo de una canción llamada amor. Hay mucha intensidad en ellos, que me miran como si vieran mi interior y descifraran mis secretos y miedos más profundos, esos de los que probablemente ni yo tenga idea de que existen.

Su expresión es seria cuando habla.

- El autocontrol de este alfa se ha venido del todo abajo, ya no existe tal cosa. Tal vez Caperucita debería pararle- dice con voz ronca que hace que mi cuerpo se estremezca cuando el aliento de esa voz roza mi piel.

- Caperucita no va a parar nada porque no le teme al lobo, de hecho, ha le ha estado esperando toda su vida- no le doy tiempo a responder porque ahora soy yo quién le besa.

Ahora nos besamos con más pasión, con más intensidad. Sigo con la espalda pegada a la pared mientras Aiden hace lo que quiere con mi cuello, cara y labios. Una de sus manos viaja hasta el borde de la camiseta para luego subir por debajo de ella. Sus dedos suben despacio dejando calor por donde pasan. Cuando llegan a mi cintura mi cuerpo tiembla como respuesta y algo parecido a una risa suena en su garganta. Bajo mis manos de su cuello y las coloco sobre el borde de su pantalón para luego subirlas por debajo de su camiseta. Me estremezco otra vez cuando mis manos tocan la piel de su torso. Las yemas de mis dedos suben despacio por sus abdominales causando un leve temblor en su pecho, lo que supongo que es un gruñido ahogado. Mis manos vuelven a bajar, cojo el dobladillo de su camiseta y tiro un poco hacia arriba. Aiden capta mis intenciones y cuando su camiseta se encuentra a la altura de sus costillas, él rompe el beso y levanta sus brazos al aire. Sigo subiendo su camiseta y tengo que ponerme de puntillas para poder quitársela. Una vez fuera, Aiden vuelve a presionar sus labios con los míos. A estas alturas amos estamos jadeando. Su boca desciende por mi cuello y luego vuelve a ascender hasta colocarse a la altura del lóbulo de mi oreja. A medida que nos besamos, nos acercamos cada vez más a la cama. Sé que estamos al borde de ésta cuando la con los gemelos. Ahora son las manos de Aiden las que están al borde de su camiseta. Tira de ella hasta arriba y me la quita para tirarla al suelo. Vuelve al ataque, pero ahora no solo tiene mi cuello para atacar, tiene todo mi cuerpo a su entera disposición. Sus manos vuelven a mi rostro y lo acunan con suma delicadeza mientras que el beso que me da no es nada delicado. Me empuja suavemente mientras pone sus manos sobre mi espalda para que no caiga, sino para que me tumbe despacio. Ahora se encuentra sobre mi. Mis manos viajan a su espalda y paseo mis dedos por toda ella. La boca y las manos de Aiden se encuentran en todos sitios. Sus labios se pasean por mi cuerpo como si lo conocieran de siempre, besando cada milímetro que encuentra. Sus manos acarician mis muslos y suben por mi cadera y luego mi cintura.

El vínculo-EditandoOnde histórias criam vida. Descubra agora