Parte 25 Juntos de ahora en adelante

945 160 204
                                    


—Padre

Jiang Cheng estaba apoyado en la pared, con los brazos cruzados sobre su pecho y los ojos cerrados, cuando salió Lan Xuan se enderezó y miró fijamente a su hijo a los ojos.

Lan Xuan esquivó la mirada de su padre, encontrando interesante el jardín, pero todavía no podía escapar de la sensación de que su progenitor podía ver a través de su fachada.

—Mírame.

Con duda, Lan Xuan tardó un momento en mirar hacia adelante, cuando lo hizo su mentón fue tomado por Jiang Cheng y fue incapaz de apartar su rostro.

—Era más joven que tú cuando perdí a mis padres y asumí como líder de la secta Jiang. No tenía apoyo, tampoco dinero, participe en guerras y logre reconstruirla  desde su cenizas ¿Estás preparado para hacerte cargo de todo eso?

El corazón de Lan Xuan tembló, su determinación flaqueo con una sola palabra. Sabía muy bien que su padre hizo en su juventud, lo se contaba como grandes hazañas y actos de un héroe no era toda la historia. Nadie sabía, ni siquiera él, el dolor que conlleva todo eso.

Comparado con su padre, no había hecho nada que se pueda mencionar. Incluso a su hermano no mayor podría vencer ¿Cómo podría reemplazarlo como líder del clan?

Su silencio fue prolongado, pero en ningún momento Jiang Cheng lo presionó para que le diera una respuesta, aguardo pacientemente y cuando Lan Xuan quiso decir algo lo soltó.

Intuitivamente Lan Xuan bajo la cabeza—Siempre pensé que sería la mano derecha de A-Shen, juntos seríamos los gemelos de Yunmeng Jiang, pero  cuando supe que también podría heredera la secta Lan, me sentí feliz  porque no tendría que competir con él.

—Patético— Dijo Jiang Cheng pasando por al lado de su hijo. Iba a ingresar a la habitación de su hijo mayor cuando escuchó su voz de Lan Xuan.

—Ya no es a él a quien quiero a mi lado. Estoy preparado para heredar la secta. — Lan Xuan habló con un tono firme y no inseguro como se mostró hace poco. Camino por el corredor tan pronto terminó esa frase.

Inmediatamente, Jiang Cheng se adentro en la habitación y vio a Lan Shen con una expresión tranquila. Supo al instante, por las palabras de Lan Xuan y la mirada del gemelo mayor que estarían bien, había estado preocupado por si alejarlo de uno del otro sería malo para ellos.

Siempre estuvieron juntos, como si no pudieran depender de nadie más en este mundo que de ellos mismos, pero voluntariamente, contrario a sus expectativa decidieron separarse. Pensaron en armar sus propias vidas lejos del otro, sin sentirse arrepentidos, sin mirar atrás, sin consultarle. Solos, sin ir a llorar a su regazo como cuando eran niños y temían estar lejos de otro.

—¿Padre?— Lan Shen lo llamó al darse cuenta que su padre lo estaba mirando fijamente sin decir nada. Se miró varias a sí mismo para ver si había desacomodado algo de su vestuario y lo había hecho enojar, pero al no notar nada lo miró confundido.

—Nada.

 Jiang Cheng se dirigió hacia la cama y tomó la última pieza del traje de bodas. Luego se giró hacia Lan Shen para colocarlo en la corona. Involuntariamente su mano tembló. En su corazón suspiró y se dio cuenta que no era diferente a Lan XiChen, una parte de él, se rehusaba a entregarlo a otra persona.

Todavía sentía que era ayer cuando los vio nacer, cuando lo sostuvo por primera vez en sus brazos y sus pequeñas manos se movían queriendo intentar alcanzarlo y solo en la soledad de su habitación podía sonreírles y proteger para siempre.

Nueva GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora