Parte 36 Otoño

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¡Ahhh!

Fuertes gritos resonaban a mitad de la noche en Lanling Jin. El aullido se asemejaba a una bestia herida que buscaba desesperadamente sobrevivir, a la vez sollozaba como un pequeño cachorro en busca de sus padres. 

Esos gritos provenían del patio más alejado de la residencia en la Torre koi. Dentro de la habitación, la luz era escasa anunciando que la persona dentro todavía estaba despierta.

En el centro de la habitación, Zidian destilaba intentando contener a desviación de qi que estaba sufriendo Lan Xuan.

El flujo furioso en su interior semejante a un rio furioso , hacía que Lan Xuan sintiera un dolor similar a ser atravesado repetidas veces por miles de espadas. La sangre ya se escapa por la esquinas de su boca y por sus oídos.

Sus ojos inyectados de sangre, eran como una bestia incapaz de razonar. Ya se había golpeado contra las paredes en busca de acabar con sufrimiento, pero Zidian inmovilizaba sus manos impidiendo sus acciones, por lo cual sólo podía arrastrarse por el suelo, intentando controlar su qi.

Desde la sombra, Jiang Cheng observaba a su hijo sin intervenir. Lan Xuan estaba en conflicto consigo mismo, algo había hecho que se odiara a tal punto de querer lastimarse, pero como no podía herirse así mismo, su qi se volvió caótico castigándose por dentro.

Suspiro por dentro, incapaz de entender qué pecado Lan Xuan consideraba imperdonable para castigarse así mismo hasta ese punto. Miró fijamente de forma penetrante a su hijo y lo cuestiono.

—Huir es doloroso ¿Verdad?

Si Lan Xuan pudiera hablar con claridad podría responder con una afirmación. Su corazón sangraba y no encontraba consuelo en ninguna parte.

Aunque no escuchó una respuesta, Jiang Cheng podía entender lo que Lan Xuan no decía. Había algo amargo bajando por su garganta y se instalaba en su corazón. Ese sentimiento era nostálgico, pero tampoco era algo que le gustara recordar.

Se sentía frío y lo hacía revivir viejas memorias una y otra vez. Principalmente aquel día lejano donde ni siquiera sabía cómo pronunciar palabras amables y el dónde el otoño fue la estación que contempló por años.

—Mientras más intentes huir, más doloroso será. — Jiang Cheng dio y pasó un paso adelante. Lan Xuan lo miró de forma feroz como si fuera a lanzarse encima, pero Jiang Cheng permaneció impasible.

—Mocoso ¿Todavía crees que puedes hacer algo contra mí?

Como respuesta, Lan Xuan rompió a la fuerza la atadura de Zidian y corrió hacia Jiang Cheng. Su mano se movió como espada afilada directamente al cuello de su progenitor a una velocidad que los ojos no podían captar.

—Ja, alfa tenía que ser.

Jiang Cheng reconocía que su hijo tenía una fuerza sorprendente, seguramente hereda de su papá, sin embargo, no busco esquivar el ataque. La mano de Lan Xuan quedó a pocos centímetros de su cuello, sin llegar a tocarlo. Su cuerpo estaba siendo retenido por Zidian.

— ¿Cuál crees que es el verdadero poder de Zidian?— Jiang Cheng llamó al arma santa de su familia y el extremo opuesto de Zidian apareció en sus manos.

—Ustedes siempre juegan con él y parecen menospreciar su poder. No es un juguete para mocosos como tú.

Por las esquinas de sus ojos, Jiang Cheng miró a Zidian —Si en el futuro quieres usarlo como tu arma principal, deberás entender una cosa sobre él.

—Zidian es débil y mediocre si su dueño es un bueno para nada, si su amo es alguien de mente fuerte, pero débil de cuerpo, compensa su carencia volviéndose dominante, en cambio si su dueño es alguien que tiene tanto fuerza mental como fuerza física, solo se limitará obedecer y será más poderoso.

Nueva GeneraciónWhere stories live. Discover now