XX

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Horacio se mantuvo en la habitación por el resto de la tarde y noche, mirando los ridículos Reality Shows que eran algo nostálgicos para el de cresta, sin embargo, ahora le apenaba pensar que le gustaban esas cosas cuando era un adolescente (la mayoría de esos espectáculos falsos eran aburridos y los actores ni siquiera se esforzaban para hacerlos parecer "reales").

Ahora Horacio estaba durmiendo. Soñando plácidamente mientras que un poco de saliva salía de su boca con el paso de los minutos.

Estaba en un lugar espantoso, un bar con un montón de bullicio y gente por todos lados. Personas chocaban contra Horacio cuando pasaban junto a él y algunos otros tenían que gritar al ser la música demasiado alta para el ambiente.
Había una luz anaranjada/rojiza que adornaba la iluminación en el sitio y la música prevalecía en el estado de "Pop americano" o algo parecido a eso...

Horacio realmente nunca estuvo del otro lado de la barra, o metiéndose entre la multitud cuando se trataba de de su trabajo. Él solo se mantenía obedeciendo las ordenes de los comensales cuando le llamaban para pedir por mas tragos, además, el bar en el que Gustabo y él trabajaban no era tan popular por lo que casi nunca estaba tan saturado como este.

Horacio intentó darse un respiro y salir de entre la gente. Caminó un poco hasta que se topó con las mesas que rodeaban la pista de baile, todas estaban llenas, pero aun así tenía un poco mas de espacio personal por lo que se quedo de pie cerca de ellas.
Horacio se dio la vuelta topándose con las mesas frente a él (ya que les estaba dando la espalda) y con ellas se encontró con tres que resaltaban para él de alguna manera.

Horacio sobresaltó en cuanto vio la primera.
Gustabo estaba ahí. Había una cantidad considerable de botellas de alcohol sobre la mesa y él estaba con dos hombres. Uno con el que se estaba besando y otro que estaba agachado cerca de sus caderas, la mesa cubría su rostro, pero la verdad es que Horacio no tenía interés en saber que era lo que estaba haciendo. Rápidamente desvió la mirada.

Después estaba la segunda mesa, la de el medio. En ella estaba Ford con varios tragos sobre la mesa y un par de platos de comida vacia. Esta vez estaba solo, bebiendo mientras que miraba al suelo sin poder notar la existencia de Horacio. Como si estuviese pensando en algo importante...

Finalmente estaba la ultima mesa. En ella dos chicos se estaban besando, uno de ellos estaba encima del otro saltando de una manera bastante indecente, mientras que quien estaba debajo metía su mano y tocaba de una forma pervertida al otro.
El chico que estaba encima dejó caer su cabeza hacia atrás provocando que el contrario quisiera besar su cuello. Horacio vio su rostro cuando hizo eso.

Un rostro con un tatuaje poco común, un cabello que se veía aún mas rojizo con la ayuda de la luz del lugar y una piel que se veía tersa y suave a pesar de la distancia.
Se estaban acercando....

O tal vez... ¿Horacio se estaba acercando a ellos, mirándolos directamente sin ningún tipo de verguenza?

Sí. Horacio estaba caminando hacia ellos, sin embargo, ellos estaban demasiado ocupados para notarlo. En especial el chico que estaba sobre las caderas del otro.
Ese pelirrojo....

Mi pelirrojo... pensó Horacio. 

Sí... Su pelirrojo.
 Claudio...

Él sonrió. La pesrona que estaba encima de la otra sonrió y despues giró la cabeza en dirección a Horacio, aún sin ser consiente de su presencia. Abrió los ojos y se topó con los lloriqueos del de cresta...

Ahora estaba llorando. Estaba llorando demasiado.
Por alguna razón, en cuanto sus ojos se encontraron Horacio espero obtener algun tipo de explicación para lo que estaba ocurriendo, pero pasaron los segundos y no la hubo.

Café Mentolado || VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora