>II<

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[V]

El ambiente era terrible, y Viktor Volkov es el tipo de persona que no soporta los cambios climáticos demasiado grotestcos.

Ahora él estaba resfriado y eso no era bueno...

Alguien llama a su puerta, pero él no quiere abrir. Da la vuelta e ignora el sonido, listo y preparado para seguir durmiendo.

—Volkov —Llamó un hombre, cuya voz le causó escalofríos al chico de nacionalidad rusa.

¿De verdad, ahora tenía que ser el momento en que tenía que venir?, se preguntó Volkov en su cabeza.

Se acomodó en su cama de manera inquieta, e intentó ocultar algunos de los papeles higiénicos sucios que se encontraban en las mesas de noche a los laterales de su cama, ordenó lo mas que pudo y cuando un crujido sobre la perilla resonó, Volkov se acomodó en su lugar.
Un hombre alto, de tez blanca, ojos azules y un cabello casi completamente grisaseo abrió la puerta.

—¿Cómo está tu situacion? —Preguntó aquella gruesa voz.

—Estoy bien —Respondió de manera seria. —, no deberías estar aqui, padre.

Aquél hombre se mantiene quieto, de pie sobre el marco de la puerta con ambas manos tras su espalda, como si hubiera una linea de limitación entre el pasillo y la habitación.

Volkov se mantiene algo rígido.

—Alguien vino de visita —Mencionó abriendo paso a un hombre de cabellera negra y traje. —, tratalo bien.

Volkov apretó la mandíbula.

Jack Conway estaba allí, con su saco tendido descuidadamente sobre su brazo y esa sonrisa irritante.

—Conway... —Volkov trató de sonreir, pero su rostro solo pudo mostrar una mueca.

—¡Volkov! —Mantuvo una sonrisa simpática y después se acercó con pasos lentos hacia el borde de la cama.

Un suspiro vino del mas mayor, el padre de Volkov.

—Los dejaré a solas —Dijo, después salió, dejando que la puerta se cerrara tras sus pasos.

Conway se sentó en un pequeño sillón blanco cerca de la cama, aquella habitación parecía una auténtica película antigua, llena de cosas vintage, aunque muchas de ellas también bastante modernas y adornada con colores obscuros, como el negro, el café chocolate, el azul marino...
Solo ese hecho hacía lucir a Volkov como una persona seria.

O tal vez solo una que tiene deseos imposibles.

O tal vez solo una persona infeliz...

—¿Como te sientes? —Preguntó Jack, dejando su saco en el respaldo de su asiento

—Estaba de puta madre cuando tu no estabas aqui —Respondió de manera directa, moqueando y hundido entre su tumba llena de almohadas.

Conway rió.

—Siempre actuas como si no te agradara —Comenta ingenuamente junto a algunas sonrisas más.

Volkov mira a Conway seriamente, Jack solo continúa sonriendo.

Volkov frunce el ceño.

—No sé si no lo notas o solo eres gilipollas —Murmura amargamente, desvía la mirada hacia el frente.

Conway rodea la habitación con la mirada, y como siempre, no hay nada fuera de su lugar, lo único que se podría decir que cambió, fue el aura deprimente; ahora lucía mas grande.

Café Mentolado || VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora