XLV (2da parte)

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Los labios de Volkov estaban temblando.
Un pequeño aliento salió de manera ajetreada cuando finalmente había llegado a la cabina, en donde abrió la puerta y se refugió del frío que estaba atormentando a la ciudad de los Santos esa mañana.

Sacó del bolsillo de su abrigo un par de monedas que había conseguido buscando en los pantalones sucios de Horacio y aunque se sintió un poco mal al no decirle nada, decidió que era algo urgente, al menos por aquella ocasión.
Tomó su móvil y después de buscar en una de las notas que tenía agendadas en el mismo, descolgó el teléfono de la cabina y comenzó a apretar los números que correspondían a la llamada que quería realizar. Insertó las monedas y después de ello se giró para mirar alrededor.

"Usted está realizando una llamada de larga distancia, por favor, espere mientras le conectamos con la línea a la que usted desea contactar..."

Volkov tragó saliva.
Aún era un poco temprano, pero la diferencia de horarios era un poco grande, por lo que no quería desperdiciar tiempo esperando a que fuera una hora adecuada para ambos lados...

La línea sonó, hasta que al final alguien respondió.

-Está llamando a la oficina de Susan Volkov, ¿en que se le puede ayudar?

-Tía Susan... -Habló el ruso de inmediato en cuanto escuchó la voz que le respondió. -, es.. es Víctor.

Hubo silencio.
Después una pequeña risilla alegre o conmocionada.

-Víctor, cielo, ¿Cómo... cómo estás?, escuché que vas a casarte pronto... yo...¡ oh, es tan bueno que hayas llamado..!

Volkov suspira y toma aliento.
Primero sonríe porque aunque tiene una tonelada de malas noticias que contarle, pues está feliz de escuchar su voz después de años de tratar de ignorarla por las órdenes que su padre le daba.

De alguna manera, pedirle favores ahora se sentía un poco como la mierda...
Pero tenía que hacerlo.

-Yo... ya no voy a casarme. -Le dijo, dejando que la emoción que sintió por un momento se desvaneciera. -. Fue un compromiso que se hizo por trabajo asi que ya no estoy.. bueno, comprometido.

-¿Qué quieres decir con eso?, estaba en todos los noticieros, ustedes dos lucían tan tiernos juntos ...

-Se la dio a Jack... -Aclara.

Entonces el silencio viene.
Y junto a él Volkov trata de calmar el enojo que siente cuando recuerda que realmente su única razón de vida había sido entregada a un imbécil que creía saberlo todo mientras caminaba con una sonrisa idiota por la calle.

Volkov se recarga en una de las paredes de la cabina y mira hacia afuera, aunque es un poco complicado porque el vidrio está empañado.

Revisa su reloj y luce como si quisiera apresurar el silencio de alguna manera.

-No puede hacer eso -Dice la mujer a la defensiva, después de unos segundos de intentar procesar lo que dijo el ruso.

-Lo hizo y... parece estar bastante contento con su decisión.

-Bueno, no es como si pudiera cambiar el testamento de la nada, las acciones de tu madre te pertenecen aún si él fue el dueño.

-Ya no están. -Responde volkov. -. Yo... las usé para invertirlas de nuevo cuando la empresa estaba en bancarrota, logré hacer que saliera de deudas, aunque tuve que pedir un préstamo un poco... grande para poder hacerlo correctamente.

-Oh, cielo, no tenías que hacer eso...

Volkov ríe. Entre irónica y exhaustivamente.
Como si el nudo en su garganta comenzara a formarse...

Café Mentolado || VOLKACIOWhere stories live. Discover now