XXXI

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Ya habían pasado tres días desde que Horacio le habia regalado aquel desplante a Volkov.

Ya habían pasado tres días desde que Volkov había desaparecido de la habitación después de que Horacio saliera del baño.

Ya habían pasado tres días desde que Horacio comenzó a sentirse culpable al respecto.

Volkov había cortado comunicaciones; dejó de responder mensajes y llamadas, y ahora ya no buscaba al de cresta para que ambos desayunan o pasaran el día juntos.

Horacio tampoco sabía mucho al respecto.
El ruso había desaparecido de su radar.

En ocasiones trataba de buscarlo para así poder hablar con él y aclarar las cosas, sin embargo aunque esperara en el comedor del hotel o incluso tocará y esperara tras la puerta de su respectiva habitación, no había nada que diera señales de que él siguiera allí.
Horacio también consideró la opción de que tal vez pudiera haberse ido, pero cuando bajó y preguntó sobre él en recepción, la señorita tras el mostrador dijo que ninguna estancia había sido finalizada en los últimos cuatro días.

¿Y si le había pasado algo?....
Oh, no, Volkov era bastante consciente, era inteligente y se veía que podía resolver cualquier problema que se le presentaea.

A pesar de que lo secuestraron en esa misma ciudad cuando tenía 8 años...

Tal vez lo habian secuestrado de nuevo, se dieron cuenta de que era rico y ahora trataban de extorsionar a su familia a cambio de una recompensa de mucho, mucho dinero...
O tal vez Horacio estaba pensando demasiado en ello...

Ahora el de cresta no podía irse a dormir sin echarle un vistazo a la habitación de a lado por medio del balcón, aunque no servía de mucho, cada vez que revisaba las cortinas estaban cerradas y no había ninguna luz que pudiera delatar la presencia de su compañero.

¿Dónde diablos te habías metido Volkov?

Horacio volvió a girar sobre la cama, completamente exhausto.
Los circulos bajo sus ojos cada vez se extendían y se hacían más obscuros que antes. Todos aquellos malos pensamientos le quitaban el sueño.

El insomnio era terrible...

Se deslizó sobre las sábanas hasta que alcanzó otra de la botellas regadas en el suelo. Había comprado un paquete de bebidas energizantes para mantenerse despierto durante la noche, ya que otra vez estaba expectante, con la mirada sobre la luz del pasillo que entraba por debajo de la puerta principal. Esperaba que alguna sombra caminara frente a ella para así poder salir corriendo y revisar si se trataba de su vecino...
Pero no había suerte...

Antes habían pasado dos personas, una de ellas era una camarera a la que le dio un susto cuando salió de repente, y el otro se trataba de un hombre mayor que estaba bastante ebrio...

Parecía que Horacio iba a fracasar otra vez.
Pero alguien pasó caminando por el pasillo. Horacio abrió los ojos inmediatamente, saltó de la cama y corrió exasperante hacia la puerta para salir y sorprender a un... sujeto con un traje completamente negro... que no era Volkov...

Aquel sujeto se giró al escuchar un portazo tras de él, luego se encontró con una mirada casi que maniaca...
El no poder dormir hacia lucir a Horacio como si fuera un asesino serial.

El de cresta tomó su cabeza, suspiró y cerró sus ojos con fuerza.
El sujeto se dirigió hacia él de manera dudosa y algo confundida.

—¿Horacio? —Había llamado una voz no tan grave. Su tono de voz estaba algo inseguro, parecía que no sabía si realmente se trataba del sujeto que él creía que era.

Café Mentolado || VOLKACIOWhere stories live. Discover now