XLIII

764 112 26
                                    

[...]

Volkov rió levemente cuando Horacio se recostó en la camilla junto a él. Era una camilla pequeña pero si los dos se recostaban de lado, mirándose el uno al otro, podrían estar cómodos sin esforzarse.

Los ojos de Horacio eran hermosos, Volkov no podía dejar de mirarlos.

Hasta la fecha, él siempre habia creído que sus ojos cambiaban de color, como un arcoiris versátil e indesciso, pero mirándolo con mas atención por fin se dio cuenta de que una de sus pupilas era verde y la otra color miel.

Nunca había visto a alguien que tuviera pupilas diferentes.

Era hermoso.
Un precioso defecto.

Y también uno divertido definitivamente.

Comenzó a ser divertido cuando antes habían rozado sus manos discretamente. También lo había sido cuando ambos se habían comenzado a besar, y también cuando Horacio corrió de manera ansiosa para cerrar con llave la puerta de la habitación.


Las sábanas de los hospitales estaban tan suaves, y el muslo herido del ruso estaba descansando sobre una de las piernas de Horacio, mientras que el de cresta la acariciaba muy, muy sutilmente.

Era sumamente cuidadoso, pues quería evitar a toda costa el hacerle más daño al contrario.

-¿Porqué...?-preguntó primero -, ¿cómo pasó esto?

Volkov se acomoda y recuesta su cabeza sobre el brazo de Horacio.

-No lo sé -Respondió y posó la vista sobre sus labios -, cuando comencé a pensarlo estaba sangrando y me enfadé más conmigo mismo porque sabía que al final solo iba a traer aún mas problemas...

-¿Estabas enfadado, porqué?... ¿Con quién?

Suspiró y levantó una de sus manos al nivel del rostro del contrario. La yema de sus dedos ahora estaba rozando con el vello de su barba semi-afeitada.

-Se suponía que hoy iban a entregarme la empresa de mi padre -Dijo y tocó el labio inferior de Horacio con su pulgar -. Había estado preparándome durante mucho tiempo para recibirla, y aunque legalmente me corresponde heredarla, se la dieron a otra persona.

-¿Otra persona?

-El tormento de mis días, Jack Conway.

-Oh... -Abrió un poco más la boca de lo que debía, y lleno de saliva el dedo del contrario - ¿No es el sujeto que dijiste que te había robado a tu familia?

Volkov sonríe y parece que le cuesta hacerlo. No parece importarle que ahora su pulgar está húmedo así que desliza su mano hasta el cuello de Horacio y acerca sus rostros hasta que sus frentes chocan y la punta de sus narices se acarician la una con la otra de manera amable.

-Entonces... -Continúa el de cresta al no obtener una respuesta inmediata. -¿por qué no solo... lo demandas y ya?, ¿no hay un proceso para ese tipo de cosas?

-No es un proceso fácil -Responde -, y no es sencillo encontrar a un abogado que mi padre no tenga comprado. Además... en el fondo yo... no sé si quiero esto.

-¿Demandar a tu padre?

-No, hablo de la empresa. -Aclara -, quiero decir, he estado esperando tanto tiempo, pero... no se siente como si quisiera pasar mi vida contestando llamadas, llorando de la frustración y acostándome con mi asistente.

-¿Eso es lo que hace tu padre?

-Si... bastante...



-Puedo ser tu asistente si quieres...

Café Mentolado || VOLKACIOWhere stories live. Discover now