LIII

338 47 6
                                    


[....]

-Solo déjame asegurarme de que dices la verdad.- Menciona.

Baja el arma y Volkov trata de suspirar ligeramente mientras que sus lágrimas de desesperación aún continúan chorreándose por sus mejillas. Armando suspira, se agacha ligeramente y sonríe cuando posa su cabeza junto a la de Volkov de manera amable, mostrándose dulce ante la cámara del móvil del ruso.

-Dí "whisky" y, ¿sonríe si..? -Entonces, con su otra mano lo rodea por la espalda y apaga lo que queda del cigarro, restregando la braza encendida contra la piel blanca del ruso.

La quemadura se expande y Volkov sólo deja salir un pequeño quejido cuando siente que su nariz está sangrando ante un golpe dado rápidamente antes de la fotografía.

La sangre escurre de su nariz, como es costumbre

[...]

Volkov siente como el líquido escurre de su nariz cuando lo único que alcanza a ver es al flash de la cámara parpadeando durante unos segundos. Frunce el ceño y cuando su mirada se aclara otra vez, quién estaba detrás suyo se aparta y se acerca a quien tiene entre sus manos el teléfono móvil del ruso.

Una risa entre sincera y actuada sale de la boca del pelinegro. Burlonamente toma el móvil y le restriega la pantalla a Volkov en la cara, el ruso se hace hacia atrás y aunque la imagen está demasiado cerca para verla, alcanza a distinguir la caja de conversación en una aplicación llamada Instagram.

La fotografía había sido enviada a la cuenta de Horacio.

Y prontamente debajo del nombre de usuario del moreno apareció la frase "en linea".

El mensaje fue visto, y de inmediato hubo una contestación "¡¿estás bien?!"

El teléfono comenzó a sonar y Volkov comenzó a entrar en pánico, moviéndose otra vez, desesperadamente para tratar de zafarse de cualquier manera, gritando y pataleando comenzó a pedirle a quien sostenía el teléfono que por favor le dejara hablar con él. Armando, dejó caer el móvil al suelo y sin siquiera parpadear le metió un tiro cuando ya se encontraba en el piso, apagando la tediosa sinfonía que daba tono cada vez que alguien llamaba.

Volkov gritó una última vez para luego soltarse, rendirse y dedicarse a llorar.

-Le dije que estabas en el parque central -Dice, Armando.

Volkov levanta la mirada con los ojos hundidos en sangre por lo irritados que estaban, lo mira entre furioso y destrozado, pero cuando siente que su cuerpo se pone cada vez menos tenso voltea confundido, la soga que lo sostenía estaba cada vez más ligera, notando así que la estaban sacando para dejarlo libre.

La puerta que antes ni siquiera se notaba ante la oscuridad, ahora se estaba abriendo dejando entrar la luz del pasillo en ruinas en el exterior. Voltea una vez más hacía el pelinegro y sin preguntar se prepara para correr.

-Dejaremos los autos, te daremos 30 segundos de ventaja. Si te atrapo los mato a los dos, si escapas, tienes dos días para traer el dinero.

-Puedes correr ahora, ruso de los cojones.

[.....]

El sonido del agua se había detenido, y ante la abertura de una puerta salió el vapor de la ducha como si de un sauna se tratara. Un rubio suspiró ahora más calientito, tenía una toalla sobre el cuello y el cabello mojado cuando volteó hacia la cama de su hermano y lo miró ahí recostado, con las sábanas cubriéndolo totalmente.

Caminó hacía la cocina y dejó la toalla extendida sobre una silla cuando terminó de secarse el pelo en su camino al refrigerador. Tomó lo que restaba de un jugo que estaba ya casi podrido y lo bebió directamente del cartón para después devolverse a la habitación.

Café Mentolado || VOLKACIOWhere stories live. Discover now