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[...]

Un escalofrío que inicio desde su lumbar hasta la punta del cuello en su nuca, en donde casi comenzaban las raíces de sus cabellos más cortos y grisáceos. Se sorprendió y volteó con la mirada para luego sostener una de las partes más superiores en su espalda.
No había nada, pero se había sentido como si alguien hubiese suspirado un susurro tras él.

Ya llevaban un rato ahí. Él y Gustabo, quien no parecía tener la iniciativa de irse aún, aunque eso no le incomodaba mucho a Volkov, pues, aunque no lo conociese mucho, apreciaba su compañía y algunas de las palabras que había dicho antes. El rubio ahora se encontraba sobre la que antes solía ser su cama, recostado y... al parecer durmiendo cómodamente.

Volkov ya había pasado un buen rato husmeando en su papelería y esas cosas, por lo que no era de extrañar que el contrario se hubiese puesto cómodo (aunque... un poco mas que cómodo, al parecer).
El ruso estaba agradecido de que no hubiese llegado nadie a la casa aún, pues todavía mantenía el objetivo de querer pasar desapercibido ante su molesto padre y la vieja de su mujer, además, su orgullo también parecía estar ligeramente involucrado en la situación.

De todas maneras, ya había conseguido lo que necesitaba, y sus maletas estaban listas para tomarse y escapar en el segundo en el que su tía le diera el aviso de que sus boletos estaban listos.

Volteando a ver a la gran ventana frente a su escritorio, se dejó caer sobre la silla mientras suspiraba, pensando en lo que iba a hacer cuando se fuera. Sin Horacio, aparentemente

¿Qué estaría haciendo él ahora?, ¿se habría arrepentido de sus palabras?, tal vez... si lo dejaba reaccionar correctamente, cambiaría de opinión.

Aunque... Volkov no estaba muy seguro de si estaba siendo amado.
Él amaba, lo hacía, claramente.

Pero Horacio era un enigma que ni siquiera su propia conciencia lograba entender.

"Que no haya dicho te amo, significa algo..."

Gustabo había sembrado la duda. ¿Cómo se suponía que iba a sacarse eso de la cabeza ahora?, estaba siendo torturado por su subconsciente pero el no tener experiencia con otras relaciones le dejaba mucho que pensar.
Cosas como esas ¿eran normales en una relación de pareja?, ¿siempre tiene que haber más conflicto entre ambos para que puedan darse cuenta de que realmente sí quieren estar con el otro?

¿Horacio Peréz sí quería estar con él...?

El albino cierra sus ojos con fuerza y aquello se siente como si ardieran, ligeras lágrimas se acumulan, pero eso solo es porque su vista ya está demasiado cansada.

Tal vez Horacio no era para él.
Tal vez estaba más que claro, pues el contrario ni siquiera podía decirle un mínimo "te quiero"..

Tal vez, Volkov lo sabía, pero no quería darse cuenta, porque en su mente aún cabía el escenario idealista de los dos, recostados el uno junto al otro mirándose por la mañana, mientras uno de ellos reía y se acercaba con una sonrisa inevitable para dejar un pequeño beso sobre el otro.

Que desperdicio de tiempo y de voluntad, pensó el ruso.

Que desperdicio de amor y de ilusiones, terminó susurrando, aunque realmente no lo sintió cuando salió de su boca. Realmente, solo lo piensa, pero no siente la mitad de las cosas que se imagina, porque quiere demasiado al chico de cresta que un día apareció en su feed de Instagram, una aplicación que no conocía de nada, y a la que ahora le tenía un extraño resentimiento.

Como si pudiera culpar a alguien de su desgracia. Jah, Volkov rió irónicamente en su mente, pero ni siquiera sonrió en el exterior para expresarse correctamente.

Café Mentolado || VOLKACIOحيث تعيش القصص. اكتشف الآن