LIV

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[...]

El baño del lugar era pequeño, probablemente porque no era una casa con exactitud, sino un local en donde el dueño era tan estúpido, que guardaba una copia de la llave sobre el marco de la puerta (la llave estaba pegada con cinta, ni siquiera se curro eso). Las paredes eran de loza, estaban brillantes y blancas, por lo que con la humedad y su propio resplandecer, era casi como si pudieras reflejarte en ellas, lo cual era ligeramente vergonzoso para los dos chicos que habían decidido entrar el uno tras del otro para tomar una ducha rápida.

Probablemente había sido una buena idea. Una buena idea muy mal llevada a cabo, pues ahora se daban la espalda, y estaban temerosos de voltear al otro lado por si se sentían incómodos. Lo cual era bastante patético, teniendo en cuenta todo lo que ya habían hecho juntos antes.

Pero... se sentía diferente.

Tal vez por el lugar, uno al que no estaban del acostumbrados y uno en el que jamás se les ocurriría hacer nada como eso..

No era como el baño del hotel.

Ahí había tina, y era como si el aura ya estuviese establecida para .... eso....

O bueno, quizá ni siquiera era eso, simplemente el asunto de que Volkov tuviera que darle explicaciones a Horacio en algún momento, le tensaba. Y también, a Horacio le ponía bajo presión lo que fuera que tuviera que escuchar del contrario.

Era como si estuviera metiendo con un mafioso, aunque claramente ese no estaba ni siquiera cerca de la posible realidad.

Simplemente era... él. Volkov.

Un sujeto que era de clase alta al que su padre defraudo, que tiene una prometida a la que no quiere, que tiene algo como un enemigo al que odia simplemente por existir, que tiene ansiedad y problemas con la autolesión, que es la primera vez que se enamora, y la primera vez que lo hace, se va y se enamora de un chico que tiene conflictos respecto a expresar sus sentimientos.

No era... como si viera peligro en él.

No hasta hoy. 

Pero más bien, el peligro estaba dirigido a él, no lo traía él con exactitud.

Horacio suspira mientras que enjuaga su cara, y Volkov cierra los ojos ligeramente frustrado, mientras se enjabona el cabello con un shampoo barato que el de cresta encontró por ahí....

Horacio mira hacia arriba, aún con los ojos cerrados para que el agua le caiga en el rostro, sin embargo, al hacerlo da un ligero paso hacia atrás, provocando que ambas espaldas se toquen por un instante diminuto.

Ambos se sobresaltan, Horacio voltea, pero Volkov solo se queda quieto, abriendo los ojos y mirando al piso, aun con las manos en la cabeza (como si quedarse tieso le salvara de algo)

Tras unos segundos trata de fingir que nada ocurrió, y baja los brazos un poco nervioso, sintiendo como el jabón se escurre por su nuca, su espalda, su cuello y su rostro.

Traga saliva y otra vez, siente ese toquecito, como si algo le pasara electricidad. Pero esta vez perdura por más tiempo.

Ese toque se sentía suave. Amable. Dulce.

A Volkov le dieron escalofríos, pero no de esos malos, era uno de eso que Horacio siempre le hacía sentir.

El de cresta, estaba posando sus labios en la parte posterior del cuello de Volkov. Suavemente y como un aviso, abriendo e iniciando un beso contra su piel, donde comenzó a lamer sin tocar ninguna de las otras partes en el cuerpo de Volkov.

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⏰ Last updated: Aug 02, 2022 ⏰

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