｢ᴇɴᴄᴇʀʀᴀᴅᴏꜱ」

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Me salté algo pero no es importante, solo lo adelante a la parte interesante.

Continúen \(ϋ)/

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Cuando llegaron al pueblo más cercano ya era de noche y hacía frío por lo que la neblina tumbada en el suelo daba un paisaje algo tétrico.

Para Italia quién tenía un buen sentido por dentro, presentía que algo ocurría por lo que no se fiaba mucho de aquel lugar. Pensó en dar vuelta al carruaje pero era mucho más difícil rodear el pueblo además de peligroso, así que arriesgó en atravesarlo.

Prontamente se dió cuenta de porqué tenía tan mal presentimiento. Soldados españoles estaban despiertos vigilando los alrededores, eso le hizo caer en cuenta primero que ya habían llegado a territorio español lo que era en parte bueno y segundo que se había desvíado del camino y estaban en otro pueblo al que se supone era más pequeño y dónde había menos vigilancia.

Para cuándo los vio no constató en el mapa donde estaban, en cambio intentó que su abrigo cubriera bien su cara y después siguió la marcha esperando que no los detuvieran.

Ese intento de aparentar normalidad no le iba a funcionar bien pues de todos modos al ser el único carruaje pasando por ahí los soldados detuvieron su andar con un llamado.

— ¿Papeles?— le preguntaron cómo era regular para saber si estaba en paz con la justicia.

— No tengo— respondió la italiana intentando modular su voz a unos más grave, lo bueno es que le salió la voz, lo malo es que cuestionaron su respuesta.

— ¿Y porqué no tenéis señor?

—¿Italia?— se escuchó la voz de Brasil algo ronca porque había despertado, la italiana volteó a mirar atrás, Brasil por fortuna no había sacado la cabeza y respondió a la pregunta de aquél sujeto.

— Siamo latitanti, ¡Arrivederci baboso!

Después salió con prisa obligando a los caballos a moverse con rapidez para desaparecer de ellos. El soldado no dijo nada y era porque no le había entendido un carajo al principio, fue otro que le tomó un momento pensar en aquello que escucho.

« ¿Italia?, ¿Italia?... ¡Italia!»

— ¡Estúpido!— dijo aquél que se dió cuenta dándole un golpe en el omóplato a su compañero— ¡A ese también hay que capturarlo!

Pronto estos dos tomaron sus caballos para alcanzar aquel carruaje. Los que estaban adentro dejaron de dormir por lo abrupto que fue aquél cambio de movimiento, menos Brasil que alterado pregunto a Italia.

— ¿Italia, qué ocurre?

La italiana no respondió a eso y se desvío por el bosque cuando salieron del pueblo, mala idea sería después pues estaba tan oscuro que se volcaron por culpa de unas piedras y terminaron todos en el suelo.

Los caballos alterados soltaron sus arneses y se fueron.

— Vocês estão bem meninas?— preguntó Brasil fijándose en que nadie estuviera lesionado, lo bueno fue que no.

Ni siquiera Italia se había lastimado tanto pero si les alcanzó a doler el golpe. Fue entonces que reaccionó e hizo correr a todos a otra dirección, (claro, tomando primero las cosas importantes)

[...]

Al otro grupo no les fue tan mal,  haciendo uso de sus conocimientos antes de ser llevados a ese otro continente, atraparon conejos y los cocinaron, crearon flechas con lo que tenían y se defendieron de los bandidos, entre otras cosas.