｢ᴇɴᴄᴇʀʀᴀᴅᴏꜱ」

32

— No sé cómo puedes estar tan tranquilo— habló Portugal parado en el borde de la puerta.

El Reino Unido estaba preparandose para ir a dormir, ni se había dado cuenta en qué momento el imperio portugués abrió la puerta. Volteó y le dijo sin la menor empatía.

— y yo no sé porqué aún no te has ido de aquí.

Portugal bajó por un momento la cabeza y chasqueo la lengua; le miró neutro y habló del mismo modo— No me voy, porque tengo mis razones para quedarme.

El imperio inglés rodó los ojos y se acercó al contrario— Portugal, seré bueno contigo— dice— lárgate ahora de mi castillo. No busques problemas.

El portugués sonrió ligeramente y contesta dándole en toda su verdad— No es solo tu castillo, te recuerdo que más de la mitad es de España. Incluso tengo su permiso para dormir en tu cama sí me apetece.

— No te pases de listo, fuera de mi cuarto— UK voltea ya fastidiado.

— ¿Y que tal Francia?— pregunta cambiando de tema.

El Reino Unido se tensa al escuchar eso, gira nuevamente para verlo y le dedica una mirada molesta— ¿Porqué siempre me preguntas por Francia?

— Considerando que su relación es un hilo muy fino, me interesa saber cómo está.

— You know what? If you're so interested, stay with her!— dice molesto y tomó un respiro intentando no lanzarse sobre el otro imperio.

— Ei, tranquilo viejo!— habló impresionado alzando las manos y abriendo los ojos— solo pregunte por cómo estaba.

— Pero bien que te quieres quedar con ella, ¿no es así?— dijo retador y Portugal apretó los labios para quedar callado desviando la mirada— adelante quédate con ella, no me interesa.

— Creeme eso lo tengo más que claro— dice Portugal con un tonito de reproche— lastimosamente para los dos es muy tarde para hacer algo.

Después de esa corta conversación Portugal se fue a caminar un poco, no tenía ganas de dormir y no tenía nada interesante que hacer.

Se puso a pensar en esa época en dónde se escabullia de sus labores con tal de ver a Francia un solo instante, recordó que le escribió cartas que nunca le pudo entregar ni por más que quisiera.

Pero luego llegó a su mente esa vez que tuvo una oportunidad de verla directamente, solo que en esa ocasión, toda emoción que sentía fue tirada al suelo cuando le dijo en toda su cara lo poco que valía y lo recordaba en crudas palabras. " No eres digno de estar con alguien como yo".

Lo último fue, que le rompió el corazón anunciando su compromiso con alguien más.

[...]

Argentina tocó el suelo con golpes hasta que dió con el sitio exacto en donde estaba Chile.

— ¿Es aquí?— pregunta y Chile constata que si— ché, ¡pedazo de pelotudo!, ¡¿Porqué te metiste ahí?!— regaña nuevamente y el chileno ya se estaba sintiendo algo mal.

— No lo regañes— dice Venezuela— no creo que el chamo se metió ahí porque si.

Un sonido estrepitoso retumbó en el suelo cuando Argentina iba a decir algo, las colonias se asustaron, pero al voltear, era Colombia que con muy mala cara había soltado lo que le pidió Argentina.

— ¡¿Y a vos qué te pasa?!— grita Argentina molesto, sintiendo su corazón latir por mil.

— Eso te ganas por asustarme mientras duermo— reclama Colombia y va con ellos— Ahora ¿cuál es el plan?