｢ᴇɴᴄᴇʀʀᴀᴅᴏꜱ」

24

Chile y México recién habían terminado de limpiar cuando escucharon el escándalo de afuera y intentaron observar en el pequeño ventanal que carajos estaba pasando.

— Me quiero volver chango!— dice México y agarra de la muñeca a Chile para salir a correr.

Resulta que no tenían una buena perspectiva en ese lugar y además era extraño que por fin ocurriera algo llamativo. México dobló la esquina y justo cuando ya estaban llegando a la salida al patio chocó fuertemente con alguien.

Chile también se cayó por lo inesperado del impacto. Más fué el primero en levantar el rostro y ver la situación.

Vió al mexicano tocar su nariz al cuál le salía una fina línea de sangre y a Argentina sujetar la parte posterior de su cabeza.

— la reconcha de la lora!, boludo ten más cuidado!— regaño Argentina entre quejidos y leves vueltas sobre el suelo

México se limpio la nariz con la manga de su camisa y se levantó del suelo.

— Serás pendejo, para que te atraviesas de esa manera we!— dice y extiende su mano a Argentina quién simplemente no aceptó y se levantó por su cuenta.

— Wow ¿otra pelea por aquí?. ¿Tienes algún problema con ellos Argentina?

Las tres colonias voltean y ver a Tabarona con su séquito, el líder de ese grupo tenía una sonrisa extraña, no sabían sí era de disgusto o de burla; su mirada en sí era amenazante.

— No pasá nada, ya nos íbamos— dice el argentino y mira al otro par— vamos— ordena y Chile con México le siguen por detrás.

Pero Chile antes de dar un pasó más lo sujetan del hombro y el tabareno le llama la atención— espera un momento tonto, ¿abrazo?

El chileno se confunde y antes de decir algo ya lo estaba abrazando; entonces quedó perplejo, ¿ese era el mismo sujeto que lo molesto cuando recién llegó?.

Luego se separaron del abrazo y Tabarona con su séquito se despiden. Argentina los miró a todos confundido, ya no confíaba mucho en ellos (aunque la verdad es que nunca confío en ellos)

[...]

Dominicana aprovecho que estaba a solas con Canadá limpiando una de las salas que usaba Francia para leer. Pero Canadá estaba algo pensativo, y muy intranquilo con el maquillaje que le puso la francesa.

Si señores, le puso maquillaje para hacerlo más guapetón.

Y aunque Canadá se lo quería quitar, ya Francia le había dado una advertencia confusa y lo único que sabía es que era mejor hacerle caso y dejarse el maquillaje.

— ¿Qué dijiste?— dice entrando de nuevo a la realidad.

— Que estás muy distraído, Francia te tiene así verdad— luego hace un movimiento imitando el ahorcamiento con una cuerda.

A esa pequeña interpretación de humor negro Canadá sonríe y ríe por lo bajo y Dominicana continuo— pero ya que estamos. . . Quiero hacer un trato con usted señor.

Luego voltea y vuelve a tomar otro jarrón para limpiar.

— de que tipo?— pregunta curioso Canadá.

— Bueno, básicamente quiero que me ayudes a enloquecer a Francia.

El canadiense inmediatamente frunció el seño confundido— y eso como porqué?— pregunta dejando de lado lo que hacía.

— Mira, Francia para mí ha sido un dolor de cabeza y no tengo ni la menor duda que para tí también o hasta más, verdad?

— Bueno, si— responde con simpleza.