｢ᴇɴᴄᴇʀʀᴀᴅᴏꜱ」

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Venezuela se dirigió a la cocina después de hacerle una promesa de meñique a Bolivia de que no lo iba a olvidar otra vez. Cuando entró, noto la única silueta en ese lugar limpiando platos.

— Colombia— llamo el venezolano y el colombiano volteo a verlo.

— Hola— saluda desinteresado y Venezuela se acerca a su lado, entonces se plantea ayudarlo a limpiar los platos como una excusa para poder charlar.

— Este...— habla con algo de duda— Colombia, tu llevas un buen tiempo en este lugar ¿verdad?

— Si— responde simplemente sin voltear a verlo.

— Muy bien entonces...—dejo un plato de lado y habló con firmeza— quiero saber que está pasando.

Colombia lo miró extrañado al no entender a qué se refería— ¿Podrías decirme exactamente qué quieres saber?

— Escucha, España dijo algo muy raro de que todos íbamos a un mismo lugar, ¿a qué se refiere?, segundo de lo que mencionaste sobre tu hermano, quiero saber que ocurrió y tercero sobre, ¿porqué estamos aquí?, yo sé que lo sabes mamaguevo.

El colombiano apretó los labios dudoso de contarle y chasqueo la lengua— de acuerdo... Te diré.

Venezuela aplaudió victorioso interrumpiendo a Colombia solo por unos segundos.

— Pero no va a ser bonito.

[...]

Y las colonias que se encontraban al norte escuchaban el trote de los caballos y algunos gritos por parte de sus perseguidores. No podían evitar mirar a todas direcciones.

En una ocasión a Panamá se le ocurrió mirar atrás sin detenerse, no noto una roca que al cruzarse en su camino al instante la hizo caer al suelo.

— Panamá!— grito exaltada Uruguay, alertando a los demás y Brasil notando lo que ocurrio corrió rápidamente para llevar alzada a la panameña en estilo princesa.

— No se detengan!— regaño Brasil y siguieron con el pasó— falta poco.

Nuevamente estaban corriendo, y la panameña no pudo evitar mirar al brasileño con una sonrisa boba, era como un sueño cumplido que su crush le llevará en brazos de forma tan heróica, se sentía como las princesas de los cuentos y tan perdida estaba en sus pensamientos que ignoro las preguntas de sus compañeras sobre si se sentía bien.

— ¿Panamá?— le dijo Canadá en un tono muy preocupado— ya fue, la pobre seguramente se golpeó la cabeza y está aturdida.

[...]

Francia quién estaba ya en camino, se encontraba realmente muy sonriente pensando en lo que estaba ocurriendo. Aunque su buena actitud pronto iba a cambiar.

Una persona que consiguió información de R.D sobre la salida de la francesa espero a que el carruaje de la misma apareciera y alertó al resto de sus secuases con una señal.

Y justamente cuando Francia mordió uno de sus pastelillos con una sonrisa de prepotencia, orgullo y emoción, le empezaron a atacar. Al principio todo fue confusión, un sonido detonante se cruzó en el camino asustando a los caballos.

Sorprendida salió del carruaje cómo pudo para luego encontrar como un grupo considerable de personas empezaron a rodearla.

— sacre bleu, qui êtes-vous?— Cuestiona Francia tanto enfadada como nerviosa y alguien más le responde.

—Nous sommes la révolution

La francesa al escuchar aquello vió con terror como su hermana menor apareció en la multitud, pensaba que había muerto, pero no...