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Era el día siguiente, Reino Unido se marchó temprano, España se fue hace dos horas y Venezuela exploraba a solas los corredores de esta construcción sin saber el riesgo que implica andar sin alguna compañía.

Aunque esté ignoraba esto, resulta que hace ya algún rato charlaba con Chile pero llegó Argentina y acaparó la conversación con el chileno. No estaba mal, aunque sí se sintió algo fuera de lugar con la extraña química que tenía este par.

Así que se fue a explorar, pensó una vez más en su compañero de cuarto, "¿estará bien?" se preguntaba. En una de las esquinas estaba Tabarona con sus amigos, Venezuela los ignoro mientras que este grupo lo observaba como si fuera una presa más en el lugar.

Aunque no tenían ganas de hacerle algo, o por lo menos no por ahora en pleno día. El venezolano dió vuelta en la esquina y se dió cuenta de otra salida que llevaba justamente al patio, pero le dió curiosidad un pequeño enrejado de plantas.

Es por lo tanto que al no ser vigilado revisa eso, no había nada especial, pero sí había una pequeña casa, un gallinero, le dió curiosidad y entro allí. Sonrió por ver esos animales.

Otro se lo pensaría en entrar más a fondo pero Venezuela quería convivir un rato con las gallinas. Tomo asiento y acarició a una de las aves, pero pronto se fijó en el suelo, algo raro, así que se movió, intentó mover la tabla que hacía de suelo y para su sorpresa, encontró un pedazo de papel con un corto escrito y una especie de mapa no muy elaborado.

No lo sabía, pero ese pequeño pedazo de papel era la razón de las últimas dos muertes.

Guardo ese pedazo de papel de nuevo en su sitio y siguió consintiendo a las aves.

Mientras tanto en otro punto de la construcción el colombiano soplaba sus manos en busca de calor, no por nada a esa pequeña cárcel le llamaban como "sepulcro", era porque el lugar era muy frío como un cementerio, muy oscuro como una tumba, el olor era tan repugnante como el de una fosa, además del poco sonido y aislamiento hacían ver a su inquilino como un muerto en su tumba.

Después de la paliza que le dió España, encerró al chico allí limitando también su porción de comida a una cada dos días, pero el colombiano sabía que los guardias sí se acordaban le darían algo en tres.

Quería llorar de nuevo, pero sabía que eso no le serviría de nada. Así que ante tan horrible oscuridad y silencio, de nuevo intento conciliar el sueño para que así el tiempo se viera poco.

Mientras tanto el venezolano dudaba sobre ese papel, más sin embargo le llegó compañía, el estadounidense que en momentos anteriores estaba en el techo lo vio entrar al gallinero y le dió curiosidad. Así que bajo y fue a averiguar.

— ¿Qué haces aquí?— pregunta.

— Este . . . juego con las aves.

El estadounidense le dedicó una mirada extrañada pero le dió igual y se puso a ver el lugar una vez más, le desagradaba el olor a caca de gallina pero eso sí, le gustaba cuando las tenía en su plato y listo para degustar.

Rio un poco al recordar una anécdota— ¿Sabes por qué las tienen aquí?

— No, ¿Por qué?— pregunta Venezuela.

— Bueno, una vez a la semana cuidamos de ellas, UK dijo que era para aprender a valorar y cuidar hasta la vida más insignificante, esa es la "versión oficial"— rio un poco y se recostó en la entrada— que hipócrita.

— ¿Por qué lo dices?— pregunta curioso el venezolano.

— Simple— contesta— quieren que criemos gallinas, para sentirnos igual de aprisionados que las gallinas y así ser sus gallinas. 

Luego de eso da media vuelta y se regresa a su escondite en el techo. Mientras tanto Venezuela se queda meditando eso.

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Wow este libro llegó al número 2 en #Venezuela (. ❛ – ❛.)

No había llegado tan lejos en este ranking
😊♥️

「ᴇɴᴄᴇʀʀᴀᴅᴏꜱ」Where stories live. Discover now