｢ᴇɴᴄᴇʀʀᴀᴅᴏꜱ」

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Venezuela se encontraba algo alterado y molesto con el ecuatoriano. Le había dicho claramente que lo esperará, pero cuando regresó a la habitación, no lo encontró y algo asustado se puso a buscarlo frenéticamente.

Algo en sí le daba mala espina aunque por ahora no sabía que era.

Casi al mismo tiempo, el colombiano caminaba a paso rápido en busca del venezolano, pero cuando dobló la esquina choco con el imperio portugués que le dedicó una cara llena de amargura e impaciencia.

— Nueva Granada, ¿verdad?— el colombiano asiente— ¿haz visto al infante llamado Ecuador por alguna parte?

El colombiano se toma su tiempo para contestar y al final asiente y se pronuncia— Claro, lo ví llendo hacia la cocina.

El portugués, sin agradecerle por la información, le creyó y fue de inmediato a aquel lugar. Colombia soltó el aire aliviado ganando un poquito de tiempo y siguió buscando al venezolano.

[...]

Argentina y Chile se preguntaban sí aún había peligro, no sé atrevían a salir así y tampoco querian explorar para no exponerse.

El argentino de un momento a otro sintió algo acariciando su pierna y pregunta a Chile con timidez.

— Oye che, ¿porqué estás tocando mi tobillo?

El chileno confundido mira en dirección a la voz y asegura— no te estoy tocando.

— Me estás tocando

Nuevamente Chile asegura de brazos cruzados— que no te estoy tocando, ¿Porqué crees?

El argentino poniéndose muy nervioso cuestiona— ¿Chile tienes las uñas largas?

—¡¿Qué?!— pregunta muy confundido y en una acción arriesgada abre la puerta del pasadizo para obtener un poco de luz y ver.

A Argentina se le bajaron los colores al ver un ratón subiendo por su pantalón.

— Chuta la wea— expresa Chile sin saber que hacer.

— ¡quitamelo pelotudo!, ¡Quitamelo!— grita por lo bajo y Chile sin pensarlo mucho agarró al ratoncito en sus manos— ¡casi me muero!

— no exageres—Chile rió y miró al pequeño roedor— Ahhh!...conchatumadre!— al momento de exclamar esto último el roedor lo muerde y sale a correr por el pasillo— agh mi mano!.

— déjame ver— dice Argentina que de inmediato le toma de la mano y revisa— segurísimo deja marca.

— ¿Me voy a morir?— pregunta Chile algo asustado por lo que Argentina responde.

— No exageres. A lo mucho toca cortarla— dice lo último en modo de joda y Chile se pone pálido— tranquilo, estoy bromeando contigo.

— No es divertido— dice Chile algo molesto.

Argentina niega divertido, pero sabe perfectamente que tiene que hacer algo con eso por el sangrado de la mano del chileno. Sin muchas opciones tienen que salir para por lo menos limpiar eso.

Claro se fueron con cuidado, puesto que no querían encontrar al imperio inglés.

[...]

Luego de un rato intentando aguantar la respiración sin mucho éxito, Ecuador se frustró y salió de su escondite.

— No me gusta este juego, y no quiero estar sin Vene!— dice refunfuñando y caminando hasta la salida, mal momento para hacerlo porque el imperio Español iba pasando por allí.