Libro 1
Sumisa: Seduciendo al dragón rojo.
#SAGAMENTIRAS
Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el bajo mundo junto al poder que siempre había ansiado. El dragón rojo era sin duda el sueño de muchas mujeres, y también su perdición.
El apodo...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Una vez me meto en la cama Alex besa mi frente y baja a su despacho. No tengo idea de qué planea pero a estas alturas solo quiero cerrar los ojos y dormir. Un zumbido me obliga abrir los ojos y recuerdo que debajo del colchón guardo el teléfono móvil que utilizo para contactarme con Alice.
Veo la cantidad de llamas de Jade, Alice, hasta Adam me ha llamado. Suspiro, pasando a la bandeja de mensajes que me ha enviado Alice.
<<Tienen a Bjorn encerrado en las jaulas>>
<<Puede que le estén torturando pero no sé porqué>>
<<Y si es por lo de Ana, ¿señora?>>
Su último mensaje lleva un pinchazo a mi pecho.
<<Voy a ir a salvarle, me preocupa que le pase algo>>
Si comparo a Alice con su hermana, son muy diferentes. Alice no es más que una profesional en ordenadores y algo capacitada para el combate cuerpo a cuerpo. Después de que su hermana se desestabilizara emocionalmente y acabara en el psiquiátrico, solo he intentado mantener a Alice a salvo. Y ahora está enamorada de un hombre en el que no puedo confiar.
Salgo de la cama de golpe, vistiéndome con lo primero que encuentro. Jackson empieza a correr detrás de mi en cuanto pongo un pie fuera de la habitación. Beau, que me ve pasar por delante del despacho camino hacia la sala donde no es muy buena idea que me vean, se adentra en el despacho de Alex para avisarle.
No voy a pensar en él en estos momentos. Para empezar nadie tiene el derecho de tocar a Bjorn, no cuanto Alex me lo dio. Mi cuerpo tiembla con furia. Ana ni siquiera está aquí y ya me está causando problemas.
Jackson me pide que me detenga en cuanto empujo la puerta que conduce al sótano. Alex ya chilla mi nombre desde el principio del pasillo, por lo que aumento mis pasos hasta llegar a la sala de torturas de Alex. Solo puedo ver por la luz traspasando a través de los barrotes en los huecos que conectan con el exterior para dejar pasar el aire.
Asher tiene a Alice tomada por el cuello y sus sucias manos recorren la piel desnuda de mi chica. Lo primero que encuentro es la barra de metal en una canasta de hierro, a mi derecha. Una sonrisa cruza mis labios cuando la tomo para asestarle un golpe a Asher en las piernas y otros dos en la espalda.
Al ver a Bjorn atada y lleno de su propia sangre mi rabia solo va en aumento. Alice luchando por aire tampoco trae nada bueno a mí. Y entonces veo la barra de metal ardiendo. La idea es más que satisfactoria y los gritos de Asher lo valen cuando quemo su piel.
— Parece que no entiendes, odio que toquen mis cosas — le recuerdo.
Cuando Alex entra a intentar detenerme solo puedo pensar en que todo esto lo debe estar haciendo para encontrar a Ana. Mis planes no están funcionando porque esa puta sigue viva y eso solo me cabrea más.
