Libro 1
Sumisa: Seduciendo al dragón rojo.
#SAGAMENTIRAS
Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el bajo mundo junto al poder que siempre había ansiado. El dragón rojo era sin duda el sueño de muchas mujeres, y también su perdición.
El apodo...
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(Sé que la foto se repite pero lo amo demasiado en esa pose. Me lo imagino mirando a Ángel y colapso 😍)
— Señor, eso fue peligroso — advierte Bjorn.
— ¿No llegar a tiempo para cenar con Ángel o reunirme con el ángel oscuro a solas?
El me mira, como si fuera obvio saber cuál es peor.
— La cena señor, la cena — insiste, mirando que coloquen bien el vendaje alrededor de mi hombro.
Por suerte entre nosotros traíamos un enfermero. No me vuelve a pasar lo de la última vez. Aunque lo esté haciendo en el coche, admito que es bastante bueno.
— Gracias Fillip — agradece Bjorn.
Hago una mueca. Es su trabajo.
— ¿Puedo saber qué le dijo para que le pegara un tiro de espaldas? — gruñe.
Ah, con todos es amable menos conmigo. Para eso le pago.
— Me disparó porque la rechacé — me jacto con una sonrisa tirando se la comisura de mis labios.
— Bueno, rezaré para que su esposa no le dispare otra vez. ¿Está seguro de que no quiere pasar por un hotel a bañarse?
Niego.
Puedo ver en los ojos de Ángel lo que pasa por su mente cuando llego limpio. Sus celos son algo que no controla muy bien todavía, puede esconderlos, pero la decepción en sus ojos cada vez que vuelvo bañado, es demasiado para soportar.
Cuando llegamos al hotel lo único que me he puesto es ropa nueva. Pero mi cuerpo sigue lleno de sangre por debajo. El ángel oscuro fue una grata sorpresa, algo que no me esperaba.
Edmond me saluda en la entrada de la habitación.
— ¿Dónde está mi esposa? — demando.
Él se inclina — se encuentra en la habitación, señor, Jackson está custodiando la puerta.
Asiento, la camisa empieza a picarme por lo que voy quitándomela mientras llego hasta la habitación. Bjorn me sigue de cerca. Escucho música desde el interior y miro a Jackson.
— No han querido comer nada, ninguna de las dos — explica — en todo el día — añade.
Suspiro.
Me va a hacer tremendo drama...
Abro la puerta, Alice está en la cama. La televisión está encendida. Ella en el sofá, comiendo uno de los croissants que trajo al medio día. Ella va a hablar, llevo mi dedo índice a mis labios para que se calle. Bjorn le hace un gesto y ella sale corriendo hasta meterse entre sus brazos.
