64 | Pesadillas.

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"Arrepentirse cuando ya es demasiado tarde"

Alex.

Fui un idiota por aquel entonces, lo recuerdo muy bien. Pasé semanas disculpándome, pero después de ese momento Ángel empezó a mirarme con otros ojos. Creo que ese día perdí su confianza.

Algo que para empezar no fue fácil de construir. Ahí fue cuando decidió estudiar en el extranjero y empezó a escaparse de casa. Algo se rompió en Ángel ese día y yo... todavía intento perdonarme por ello.

— ¿Beau? — demando al verle de pie en la entrada del vestíbulo.

— Hay... novedades — murmura, evitando mirarme directamente a los ojos.

— ¿Ah, sí? ¿Mi pequeña y caprichosa esposa salió de su habitación a tirarte harina? — demando.

Beau niega — Jensen, señor — explica.

Dejo salir un suspiro de mi boca — habla de una vez.

— Se ha puesto en contacto con Russo, muchos dicen que él viene hacia aquí.

— ¿Y? — demando.

— Señor, Russo ha estado aumentando su poder, en mi opinión, es un enemigo al que deberíamos, por lo menos, vigilar de cerca y más si va a aliarse con Jensen.

La sola mensión de Russo me hace cabrear todavía más, en su momento no pude asesinarlo porque salió huyendo como un maldito cobarde a esconderse detrás de su padre. Y ahora, él solo vendrá a mí.

— Ponle la vigilancia que quieras, pero ten cuidado, es una rata, Beau. Las ratas saben esconderse muy bien en las alcantarillas.

— Sí, señor — acepta Beau.

— ¿Y mi pequeña mujer, sigue en su habitación?

Él asiente — no ha salido para nada, ha cerrado las cortinas y sigue sin responder a nada o nadie. Ni siquiera a Bjorn.

— Si no me responde a mí, no le responderá a Bjorn.

Beau me mira por un segundo, veo la duda en sus ojos y golpeo su nuca, por lo menos, para enseñarle a disimular. Sé lo importante que es Bjorn para ella. He matado a hombres por menos pero por muchos errores que cometa Bjorn, si decidiera deshacerme de él, siento que perdería a Ángel. Y eso solo aumenta mis celos.

Llego hasta la habitación de Ángel, Bjorn se aparta un poco en cuanto me ve llegar. Aunque no toco la puerta. Solo me quedo allí, intentando saber qué decir o hacer al respecto. Esto no es más que un pulso. Ella quiere hacerme caer y una parte de mí no puede consentirlo.

Así que doy la vuelta sobre mí mismo y vuelvo arriba, a nuestra habitación. Tengo que ponerle límites, de otra forma un día despertaré y ella controlará mi vida.

Una vez arriba, pero, los arrepentimientos vuelven a mí. La cama vacía, sin ella aquí es un maldito infierno. Me recuerda la soledad de antes, cuando no la tenía a mi lado. Cuando era solo el hijo bastardo de Jensen.

Una vez me dejo caer en la cama, cierro los ojos. No tengo fuerzas siquiera para cambiarme de ropa. Así, mi mente vuela entre pesadillas que han estado acosándome desde que no duermo con mi mujer.

Sumisa ©Where stories live. Discover now