153 | Secretos.

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"Esas palabras tomaron mi corazón"

Alex.


Ángel sigue alejándose de mí. Cada día me evita más y ya no se qué tanto me recuerda. Se ha ambientado demasiado bien a este mundo... pero no podemos quedarnos aquí para siempre. Ámber tampoco puede criarse en este lugar. 

Ámber. 

Está abajo, en una de las salas de descanso que se han vaciado para la actividad de los más pequeños. 

— ¿Qué hace ahí? — demando. 

Bjorn hace una mueca — ¿no se lo ha dicho Ángel? Ella cree que su padre es Massimo. 

Arqueo mis cejas y la observo, Ámber está hablando con Massimo y Ángel está con ellos, sosteniendo a nuestra bebé robada en brazos. 

A paso rápido, bajo hasta estar a unos metros de ellos. Ámber está hablando con Massimo y escucho cómo el se dirige a ella. 

— ¿No echabas de menos a papá? — le pregunta. 

Ámber le pide a su madre que la baje al suelo y una vez lo hace, veo cómo le da una patada a Massimo en el tobillo. 

— ¡Tu no eres mi papá! — le grita — tu eres un malvado secuestrador — dice, acto seguido, vuelve a propinarle una patada. 

Ángel toma a Ámber entre sus brazos. Se la ve sorprendida y algo extrañada. 

— Ámber, ¿qué te pasa?

— El no es mi papá — se queja. 

— ¿Como que no, mi amor?

— No — sigue insistiendo — él no...

— ¿Entonces quién? — demanda Ángel.

— Él no... 

— Pero Ámber — protesta Ángel, sin embargo, se detiene porque Ámber empieza a llorar a todo pulmón. 

Veo cómo intenta contenerse pero vuelve a estallar en lágrimas. No puedo aguantar más y me acerco a ellos, con rapidez, llamo su nombre y ella me mira. Todavía llorando, extiende sus manos en mi dirección y acabo por tomarla en brazos. Empiezo a mecerla para calmarla y Ángel no sabe qué hacer.

— Yo ya tengo un papá — se queja — yo tengo un papá — repite, sus ojos no dejan de llorar. 

— Ya está, mi amor, ya está.

Ángel suspira e intenta acercarse a Ámber pero ella empieza a llorar de nuevo. Debe pensar que Ángel va a acercarla a Massimo. Está llorando porque no puede expresarse con palabras.

— Ya pasó, mi amor — le explico — nadie te va a secuestrar — le explico. 

Ámber me mira con sus ojitos llenos de lágrimas y un mohín en sus labios. 

— Pero me quería secuestrar otra vez — jadea.

— No mi amor, claro que no — le dice Ángel. 

Pero Ámber se niega a mirarla e intenta apartarse de ella. Mis ojos van directos a Massimo. 

— Vuelves a hacerla llorar otra vez y te corto los huevos — gruño en dirección a él. 

Ángel suspira y Ámber ha levantado la cabeza, me está mirando fijamente. 

— ¿Qué son los huevos?

Ángel me mira de tal forma que podría calcinarme. Hago una mueca y cierro los ojos unos segundos para poder pensar. 

— ¿Qué son? — insiste Ámber. 

Sumisa ©Where stories live. Discover now