43 | Entregada.

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*Este capítulo contiene escenas de violencia no consentida.

Una hora antes de que Alex llegara, había entrado en la habitación de Marcia, la hija mayor de Strauss, para hacerme pasar por ella

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Una hora antes de que Alex llegara, había entrado en la habitación de Marcia, la hija mayor de Strauss, para hacerme pasar por ella. Su cuerpo sin vida estaba atascado en uno de los huecos de la chimenea pero no me habría imaginado que perdería así mi virginidad.

No, no quiero acabar así.

Utilizo todas mis fuerzas para empujar al hombre lejos de mí, y medio desnuda corro hasta llegar a Bjorn. No llego a él, solo logro tomar parte de la tela de su chaqueta cuando él tira de mí.

Bjorn se gira. El tipo ha sujetado mi cabello rubio falso y está amenazándome con un cuchillo.

Lágrimas caen por mis mejillas — ayuda — jadeo en dirección a Bjorn.

Él me observa como si yo fuera un pequeño trozo de carne sin importancia. Sus ojos me miran con indiferencia. Su mirada penetrante me congela, y solo entonces, cuándo nuestros ojos se conectan, el me reconoce.

No he podido contar los segundos, tres, tal vez. En tres segundos el hombre está contra la pared y yo estoy siendo sujetada por un brazo de Bjorn que mantiene firmemente alrededor de mi cintura.

Con el escándalo, un hombre se aparece subiendo por ls escaleras.

— ¿Porqué coño nunca podéis estar quietos, joder?

Bjorn mantiene una expresión calmada. Entonces recuerdo lo que le hicimos en el Círculo y observo cómo a podido inmovilizar a ese enfermo con una sola mano. El pudo haberse librado de nosotras fácilmente, pero no lo hizo. Y tampoco buscó venganza con Ángel.

— Me ha robado a la puta que iba a follarme — se queja.

No tengo el valor de mirar a Alex Deberaux a los ojos. Así que me acurruco un poco más en el pecho de Bjorn.

— Es mía — Bjorn protesta.

No es muy hablador que digamos.

— No me jodas, ya la tenía desnuda — insiste el tipo.

— Ve abajo — le ordena Alex.

Bjorn ríe — ¿y tu, quién es esa? Pensé que las preferías morenas.

Bjorn me presiona contra él — es que al imaginármela con el cabello castaño oscuro no he podido evitarlo.

— ¿Es virgen? — demanda Alex.

Mi corazón se acelera. Más de cerca, él toma mi mentón y me obliga a mirarlo. Su sonrisa se ensancha y me empuja con aus dedos para alejarme de él.

— Olvídalo, pero que sea silencioso, y rápido. Tengo que estar en casa a las siete.

No he entendido lo que ha dicho Alex, no se me da bien hablar español.

Bjorn casi me introduce en una habitación a la fuerza y tras tomarme de los brazos me mira con una sonrisa.

— Esto le va a encantar a Angel — ironiza — se supone que solo tenías que venir aquí a por unos putos papeles, tu misión era dentro de dos meses — gruñe tan bajo como puede.

— ¿Sabes dónde esta? — demando en un susurro.

El asiente y me relajo.

La misión no tenía que realizarse hasta dos meses más tarde. Pero ella dejó de responder y acordamos infiltrarnos en la organización del dragón rojo para averiguar qué había ocurrido.

— ¿Sabes tú, que acabas de joderme la vida?

Asiento — lo... lo siento mucho.

— No, no lo entiendes, si salgo de aquí y tú estás viva, yo seré el que muera.

Frunzo el ceño.

— Pero... Alex te ha dejado quedarte conmigo.

— ¿Y sabes cómo reclaman los hombres de Alex a una mujer que es de otro clan?

Mis ojos se abren — tiene que ser una mujer virgen a la que tu tienes que... poseer hasta que sea tuya.

— ¿De verdad crees que puedo follarte y serás libre?

— Pero puedes llevarme contigo.

— A Ángel le encantará esa idea.

— Por favor Bjorn — le suplico.

Mis manos han tomado la manga de su camisa blanca. El me obliga a soltarlo y pasea por la habitación.

— Tengo que tener tu sangre, y si Alex ve un solo corte en alguno de los dos, estanos muertos.

Asiento — solo házmelo.

— Estabas huyendo de ese tipo para que no te follara — se queja.

— Pero contigo... tu, eres un aliado — susurro — es diferente.

Bjorn suspira. Pasa algunos minutos caminando de un lado a otro, con las manos estirando su cabello en busca de otra solución que no llegará a él.

— Está bien.

Es incómodo. Mientras me estira en la misma mesa que el tipo de antes y me desnuda, es incómodo, pero no me siento aterrada o con miedo. Solo algo avergonzada.

Bjorn extiende un pañuelo blanco bajo mi trasero y abre mis piernas.

— Tienes que gritar — susurra mientras se desabrocha el pantalón — y vas a tener que tomar una pastilla después porque no tengo condones aquí.

Asiento y el me abraza. Siento como coloca su miembro en mi entrada y le abrazo con mis piernas.

— ¿Te pones así de caliente con todas? — demando al sentir la erección que tiene.

Bjorn sonríe — nah, solo con las mujeres que me han pegado antes — susurra en mi oreja.

Sonrío y Bjorn me besa, sus labios son suaves. Su beso es algo intenso, aunque más lento de lo que estoy acostumbrada. No entiendo porqué me ha besado hasta que empieza a introducirse en mi interior.

Niego, le empujo y él se aferra a mí mientras juega con mis pezones. Empiezan a caer lágrimas por mis mejillas pero el no deja que le suplique detener esto. Una de sus manos tapa mi boca y sus labios se cierran en uno de mis pezones.

Pronto el vaivén de Bjorn empieza a aumentar el ritmo. Quiero que se detenga. Mis uñas se clavan en su pecho y Bjorn solo sigue jugando con mis pezones sin hacer caso omiso a mis súplicas. Chillo con más fuerza y él deja un azote en mi trasero, en ese momento me detengo, porque Bjorn intensifica una última embestida y se detiene dentro de mí.

Una vez se separa, me ayuda s levantarme y con un mar de lágrimas en los ojos sigo llorando. Bjorn se viste y me abraza después de recoger el pañuelo manchado de sangre y meterlo en uno de los bolsillos de su pantalón.

Mi virginidad, se la acabo de entregar a un hombre que no ha tenido el mínimo cuidado conmigo solo para sobrevivir.

— Lo siento — susurra en mi oreja.

¿Pero lo hace de verdad?

****

Por si no entendéis porqué Bjorn dejó ese pañuelo, aquí está el espacio para vuestras teorías.

Att:Nicky 💋

Sumisa ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant