124 | Una sonrisa

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"Necesitamos un descanso del dolor, entonces apagamos nuestro corazón y nos llaman fríos cuando en realidad sentimos más que nadie"

"Necesitamos un descanso del dolor, entonces apagamos nuestro corazón y nos llaman fríos cuando en realidad sentimos más que nadie"

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No sé cuántas pruebas me hace. Me mantengo en silencio. Nadie entra en el interior, seguramente Sebastian está en la puerta impidiendo a cualquiera el acceso a mi habitación. Reconozco que, para ser una cueva a metros bajo tierra, están bien equipados. Camille tuvo que ser la responsable de tan buen equipo.

Suspiro una vez acostada en la camilla. He sido trasladada a otra habitación.

Me pregunto si Sebastian me habrá escuchado llamando a Alex entre sueños húmedos.

— Estaba embarazada — concluye el médico frente a mí, lo hace en un susurro, a sabiendas de que no quiero que algo tan importante como esto se filtre hacia el exterior — perdió...

— No sigas — susurro, espero un par de segundos, creyendo que el mundo caerá a mis pies tras saber la verdad que tanto temía, mis ojos viajan hacia mi mano, a la marca que ha dejado en mi dedo el anillo que Alex me regaló, no puedo evitar compararlo a la pérdida de este bebé. Me otorgó algo sumamente preciado, solo para que fuera tomado sin que pudiera darme cuenta siquiera. Sin embargo no hay nada en mí, pensé que me volvería loca, que estallaría en lágrimas o me pondría a destruir el mundo, pero no siento nada.

— ¿De cuánto... tiempo estaba? — pregunto, llevando una de mis manos hacia mi estómago. Mi voz tiembla al pronunciar esa pregunta.

— Ocho semanas — musita.

Ambos nos quedamos mirando. Respiro por la boca, porque hacerlo por la nariz se me hace imposible.

Otra de las iniciativas de Camille fue contratar a adultos de confianza como este médico que ha resultado ser de gran ayuda para ella. Mi confianza en el exterior es tan escasa que solo he mantenido a los míos sin llegar a reclutar nuevos miembros que no estuvieran antes en algún círculo. Sería una buena iniciativa, pero.

— Estuve tomando pastillas — explico, todo mi cuerpo está temblando.

— ¿Periódicamente, en el horario adecuado y sin olvidar ninguna?

No lo sé.

— No, probablemente no.

— Ahí está el problema. Debería reposar, el sangrado se detendrá eventualmente.

— ¿Sabe que no tengo tiempo para algo como el reposo? — demando.

— Pues encuéntrelo, o tendré que contarle a Camille al respecto.

Chasqueo la lengua — supongo que se me tendrá que ocurrir algo.

— Eso espero.

Me quedo observando al hombre, debe tener unos cuarenta años. Es alto, su cabello ya tiene algunas canas. Viste una bata blanca como lo haría cualquier médico común y de su cuello cuelga un estetoscopio. También lleva cómodas zapatillas blancas y un pantalón de tela azul.

Sumisa ©Where stories live. Discover now