Dos

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- ¿Cuál es tu nombre, chica nueva? -habló la chica de anteojos luego de darle una mordida a su hamburguesa.

- ¿De dónde vienes? -preguntó el otro.

El sol comenzaba a salir detrás de aquellas enormes nubes grises que cubrían el extenso cielo azul.
Todas las facultades se encontraban sobre la carretera de un lado la escuela y del otro había un denso bosque que a duras penas le entraban los rayos del sol, no entendía porque siempre la mayoría de las universidades tenían que estar en medio de la nada pero daba igual. Por lo que al no encontrarse en medio del pueblo, no había muchos lugares a donde ir más que los dos pequeños que se encontraban restaurantes a lado de la facultad; también había la opción de irse hasta el pueblo a comer, pero solamente los alumnos que tuviesen auto podían ir.  Si él tuviera uno, se habría ido enseguida a pesar de que le hubiesen invitado, lejos de aquellos alumnos.
Tal vez estaba sonando demasiado cruel o pesado.

Ethan realmente no tenía mucha hambre, por lo que decidió comprar un plato de fruta bañada en yogurt y granola acompañado de una botella de agua. Su madre le habría dicho que aquello no era un almuerzo, que era una colación y lo sabía ya que, su madre es nutrióloga por ello le decía que comiera saludable e hiciera ejercicio pues su cuerpo le agradecería con tales cuidados. Su cuerpo sería feliz, diría ella.

Con una ademán nervioso se acomodó el cabello llevándose un mechón detrás de la oreja.

- Me llamo Elise Braun, vengo de la capital. Me acabo de mudar para estudiar aquí -mostró una pequeña sonrisa.

- Vaya, una chica de ciudad -sonrió la de cabello castaño-. Yo soy Jane y él es Demian, vivimos aquí desde... Siempre -rió la chica.

- ¿Y qué haces en un pueblo como este? Rara vez llega gente de ciudad a venir a un viejo pueblo de América.

En serio que estaba intentando no actuar como un idiota, de verdad que lo estaba haciendo. Se sentía ligeramente agobiado con tantas palabras o preguntas, era molesto que hicieran eso y era molesto sentirse así. Cómo lo tachaban de bicho raro nunca había logrado mantener una conversación que no incluyera su tonto apodo, "Ethan El Travesti" le llamaban desde la secundaria -que fue la época cuando se dió cuenta su gusto por la ropa femenina- hasta la preparatoria. Respiró hondo, se decía así mismo que ellos solo intentaban ser amables y que lo querían conocer. La querían conocer. A Elise. No a Ethan.

- En la ciudad no había ninguna universidad que tuviera esta carrera, y no teníamos mucho dinero para mudarnos muy lejos -abrió de la botella y tomó un sorbo-. Así que al enterarnos que aquí tenían Diseño Gráfico, enseguida nos mudamos aquí luego de aprobar el exámen. Nos salía más barato ya que aquí mi madre tiene una casa, bueno, era de mi padre pero nos lo dejó a nosotras.

Quizás había hablado de más de su vida personal.
Bueno, al menos no soltó el "Y también soy un chico travesti".

- Aquí en el pueblo todos se conocen, al menos la mayoría. Por eso rápidamente supe que no eras de por aquí -se llevó una rodaja de tomate a la boca. Solamente quedaban trozos de lechuga y aguacate en el plato.

- Tu manera de vestir... No es muy común, al menos no aquí. Es muy... ¿Exótico? -frunció el entrecejo Demian mientras se tocaba los barros de las mejillas.

Ethan suspiró haciendo esfuerzos por no quitarle la mano de su cara, había comido un burrito aquellos gérmenes arruinarían su rostro. Quería decirle pero no quería sonar muy criticón. No en voz alta.

- Dudo mucho que Elise dure tanto con esa falda, aquí hace mucho frío en invierno. Solo por hoy que el día estuvo agradable pero en un par de días te veré usando jeans y una chamarra gigante.

- Siempre uso falda sin importar el clima, me gustan mucho. No importa si el día está lluvioso o ventoso, no hay nada mejor que una falda para lucir mis largas piernas -dijo sin pensar. Había dejado salir la respuesta sin pensarlo dos veces.

Los chicos se habían quedado callados ante el comentario del azabache, Ethan esperaba no haber sonado... Mal.

- Tú lo dijiste nena, tus piernas son hermosas y bastante tonificadas -rió la chica mientras empujaba con el dedo índice sus anteojos para acomodarlos-. Apuesto que tenías muchos pretendientes en la capital, porque cuando subiste las escaleras parecía como hipnotizaras a los chicos, incluso Demian babeó por ti.

- ¡Jane! -reprendió el chico castaño, sus mejillas estaban ruborizadas- E-eso no es verdad Elise, s-solo está bromeando. Quiero decir, de v-verdad eres linda p-pero no b-babee por ti, m-me refiero...

El azabache no pudo evitar sonreír, le parecía gracioso, tierno y linda la relación de Jane y Demian. Le habría gustado tener una amiga así, o un amigo como Demian se veía que era un buen chico aunque Jane a veces habla demasiado.

Al final, Ethan se relajó un poco, decidió bajar la guardia y no arruinar una quizá futura amistad. Quizás. Finalmente llegaban dos chicos amables en bandeja de plata y él se portaba como un idiota, así que solamente fue él mismo. Ella más bien. Aunque no tanto.

Una vez terminado la larga jornada laboral, se despidió de sus compañeros de clase -¿o ya podría decirle amigos?- Demian se había ofrecido llevarlo hasta el pueblo junto con Jane, pero él se negó ya que mintió de que su madre ya estaba por llegar. Quería caminar un poco y estar un rato solo, ya después llamaría a su madre que pasara por él.

De nuevo el sol se ocultó detrás de las enormes nubes grises, por un momento pensó en si fumarse un cigarrillo más no había tiendas donde comprar, ni siquiera fumaba pero extrañamente se sentía tan inquieto que quería uno.
Decidió llamar a su madre, sus manos temblaban y su corazón latía muy rápido, a su mente llegaron imágenes de Jane y Demian luego imágenes de la preparatoria en aquel tonto baño de los hombres.

- ¿Mamá? ¿Puedes pasar por mi por favor? Estoy en la carretera.

- Claro que sí amor, ¿sucede algo?

Su respiración se aceleraba o quizás sonaba muy fuerte por qué su madre le empezó a preguntar si algo le había pasado, que se calmara y no entrara en pánico.
Inhala.
Exhala.
Inhala.
Exhala.

Ya no escuchaba nada, ni la voz de su madre que le decía que pronto llegaría por él, que todo estaba bien, que ella pronto llegaría y le daría el abrazo más fuerte que necesitara. Le decía que lo amaba y que no lo dejaría solo, pero no escuchaba eso, escuchaba nada.
Solo sus latidos del corazón tan rápidos como los de un colibrí.

¡Holaaa!

Aquí Freud-chan actualizando eh
Se supone que era para mañana pero no me pude contener y decidí subirlo hoy para que conocieran un poquito más a mi niño Ethan.

Gente nueva que haya venido a leer mi historia pues muchas gracias por la oportunidad. Muchos besos en el corazón. ❤️✨

Bueno, eso es todo. Por cierto, estaré actualizando los fines de semana ya sea sábado o domingo. 👀

Espero les haya gustado.
¡Gracias por leer! ✨

¡Gracias por leer! ✨

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