Cuarenta y Uno

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Ethan

La primera vez que conoció al padre de Levi fue incómodo, bastante incómodo, a pesar de que tenían un gran parecido físico su personalidad parecía chocar demasiado. Claramente no tenía esa expresión relajada ni encantadora que su novio mantenía en su rostro, este tenía una expresión dura, indiferente e intimidante; era una copia misma solo que con una piel más clara; ojos más oscuros; una nariz ligeramente torcida a causa de varios golpes y tenía diminutas cicatrices cerca de sus ojos y mejillas. Era un hombre bastante imponente, transmitía miedo y sumisión con su misma presencia, eso explicaba el porqué Levi había vomitado y decía ser un cobarde, todo por este hombre al cual algún día sería su suegro.
Su novio nunca le hablaba de él, siempre que Ethan preguntaba evitaba sus preguntas cambiando de tema.

Podía sentir una ligera tensión en el ambiente, era su segundo día sobreviviendo -como siempre, todo un dramático- todos estaban en la cena en un silencio que era asfixiante más que nada porque parecía que nadie tenía nada que decir, Ethan se mantenía lo más invisible posible haciendo movimientos lentos como si de esa manera el padre de Levi dejara de comérselo con la mirada.
Debes en cuando la señora Mondlitch le preguntaba sobre su familia, dónde vivía, como había conocido a su hijo, cosas básicas que demostraban interés hacia él. Ethan respondía lo mejor posible sin sonar frío ni mal educado, dando respuestas ni tan cortas ni tan largas, mientras que Levi se unía muy poco a la conversación.

Todo iba bien hasta que de pronto el hombre de la casa habló con esa voz áspera y profunda que le hizo poner los pelos de punta.

- Eres muy alta -dijo para luego mirar a su hijo con una expresión dura-, ¿En serio querrás estar con un hombre que es más bajo que tú?

No sabía qué decir o qué hacer, la pregunta había sido bastante ofensiva hacia su novio y tan fuera de contexto a lo que estaban hablando, la señora Mondlitch golpeó el hombro de su esposo mirándolo molesta.

- Erwin.

- Tu cachorro será un alfa, los alfas deben ser grandes e imponentes no... Esto -le señaló dejando caer su mano sobre la mesa-. ¿De verdad eres su pareja? Al parecer escogiste lo que te hacía falta, hijo.

- Basta, Erwin. Ten un poco de respeto aunque sea a tu nuera -gruñó la mujer fulminando a su esposo con la mirada.

- El respeto se gana y él, no se lo ha ganado hasta que me lo demuestre -miró a su hijo para luego mirarlo a él, con esos ojos que le provocó un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

El alfa se retiró saliendo de la cocina azotando la puerta de la entrada, la señora Mondlitch suspiró frustada recogiendo los platos que dejó su esposo y el de ella para ponerlo en el fregadero. Se acercó poniendo la mano en su hombro mirándolo triste y avergonzada por el incómodo momento en la hora de la cena.
¿Pero qué había pasado? ¿Qué hacía unos minutos no estaban "conversando" adecuadamente?

- Lo siento Elise, ha estado teniendo días difíciles -murmuró curvando la comisura de sus labios hacia abajo.

- Está bien señora Mondlitch, yo entiendo.

La mujer asintió para después irse también saliendo de la casa, Ethan frotó sus palmas contra su ropa limpiando el sudor que salían de estas, las frías palabras del señor Mondlitch se repetían constantemente no podía creer que ese hombre hablara así de su hijo, técnicamente su propia sangre y lo insultara tratándolo de esa manera. Su padre nunca hizo nada que lo lastimara, lo recordaba como un hombre amoroso; paciente; complaciente y dulce, no un monstruo.
Cuando volteó a mirar al castaño se sintió triste, Levi no parecía verse mal ni nada por el estilo, parecía decepcionado o molesto como si ya lo esperaba. Ahora lo entendía un poco más.

Moonshine Where stories live. Discover now