Treinta y Seis

574 62 7
                                    

Levi

Al mirar sus calificaciones pegadas al lado del pizarrón del aula soltó un grito por la emoción cuando vio un "aprobado" en todas las materias del semestre, había pasado, con un nueve al menos en la mayoría. Observó que algunos de sus compañeros gritaban como él, otros se mantenían en sus lugares completamente callados absortos ante los gritos y risas de los demás -suponiendo que reprobaron- y otros a pesar de haber sacado una pésima calificación, se felicitaban entre ellos por el esfuerzo de al menos sacar un cinco y no un cero como el semestre anterior.
Estaba feliz, feliz por haberlo logrado. Apostaría a que su padre se sentiría orgulloso de él, escucharlo decir «Estoy orgulloso de ti, hijo» junto con un gran abrazo lleno de calidez y amor; sin embargo, eso sería demasiado soñador de su parte, el alfa no era ese tipo de padre amoroso como lo era el padre de Yannick, quién a pesar de ser igual de estricto no era un hombre tan frío. Recordaba que cuando era niño sentía cierta envidia de ver cómo el beta de su padre siempre era tan cariñoso y amoroso con su hijo, incluso le daba besos en la frente y mejillas diciéndole palabras bonitas que nunca había escuchado de la boca de el suyo. Luego se sintió muy mal por sentir envidia hacia su amigo, pensaba en que la Diosa Luna se enfadaría con él por pensar aquello.

Sonrió hacia el azabache quien le correspondió de la misma manera, también había pasado.

Caminó hacia el aula de su novio para contarle de la buena noticia, pero al llegar lo vio conversar con un chico que no pertenecía al grupo de amigos, lo fulminó con la mirada al ver cómo aquel tipo se atrevía a hablar con su Luna, podía observar; se acercaba demasiado, sonreía demasiado, lo miraba demasiado e incluso intentaba tocar de sus delicadas manos. Soltó un gruñido, no le gustaba para nada, su lobo se sentía inquieto por no poder hacer nada e irritado porque el chico no se iba.
Agudizó su oído para poder escuchar de qué hablaba, porque Ethan tenía una expresión de indiferencia y fastidio.

- Así que... ¿Qué dices? ¿Saldrías conmigo? Será divertido, habrá juegos, comida, dulces...

Justo en ese momento, Ethan lo miró ignorando por completo a su compañero de clase, sus ojos azules le decían que lo ayudara a pesar de su indiferente expresión en su rostro, suplicaba que lo salvara de esa horrible e incómoda conversación que no quería tener.
El azabache lo llamó discretamente con su mano, haciendo caso a lo que dijera como un perro fuera tras su amo, reprimiendo las ganas de no actuar como un salvaje posicionándose a su lado, tanto como una actitud posesiva que protectora.

- Saldré con Levi, él me invitó primero, así que lo siento Ryan -dijo el ojiazul con una sonrisa forzada.

- Oh, entiendo. Adiós.

El chico se fue cabizbajo, triste por no haber podido invitar a salir a su novio, qué lástima pero a la vez qué idiota.
Luego, escuchó un largo suspiro por parte del azabache, podía oír su corazón latir con rapidez.

- ¿Asustado?

Asintió en respuesta.

- Un poco. Me congelo cuando intentan tocar mis manos, cuando se acercan demasiado y miran mucho, es aterrador -comentó frotando sus manos contra su falda como si con ello pudiera quitar la suciedad-. Ridículo, ¿no?

Levi negó tomándolo de las manos, besando sus palmas y dorso para después acariciarlos con su pulgar. No había notado que le temblaban ligeramente.

- No lo es. Para la próxima mantén tus brazos cruzados o pon tus manos en la espalda, tal vez así no intenten tocarte.

- Gracias.

Y sin mirar a nadie, Ethan le dió un abrazo. Uno fuerte, cálido y reconfortante tanto para él como para Levi, dejando de oír su alterado corazón, oliendo su maravilloso perfume, sintiendo debajo de sus brazos su gran cuerpo delgado. Ya no importaba, que todo el mundo se enterara, daba igual, mientras Ethan se sintiera bien él estaría bien.

Moonshine Where stories live. Discover now