Treinta y Siete

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Ethan

Se llevó una enorme cucharada de helado a la boca que a causa del calor este comenzaba a derretirse a una velocidad impresionante, la frescura del helado lo hacía refrescarse gustosamente en el sillón que hacía su trasero, muslos y espalda sudar con asquerosidad, a pesar de comer algo frío no era suficiente para calmar el bochorno que le causaba el calor del verano, incluso llevaba puestos unos shorts cortos y una camisa de tirantes holgada para no sentir que se ahogaba en aquella casa vieja.

El clima tan raro de Fayetteville le fastidiaba, hacia mucho frio en invierno y mucho calor en verano, era muy poco común que hubiese días perfectos en los que no estuviera muriendo congelado o ahogándose de calor, aunque a opinión propia, prefería estar cubierto de cobijas tomando de un chocolate caliente viendo por millonésima vez la película de Crepúsculo o Diario de una Princesa. Era mucho mejor que sudar por lugares que él desconocía.
Y lo mejor que podía hacer en invierno era dormir en las heladas noches a su lado, sintiendo la suavidad de su piel y escuchando el tranquilizador sonido de su corazón en su pecho, con su calor corporal mientras que enredaba su cuerpo encima del suyo. Sintió un cosquilleo en su vientre al recordar la primera vez que durmieron juntos, recordaba a ver sentido tristeza cuando se arregló con Yannick, ¿Quién diría que se convertirían en novios ahora?

Se llevó otra cucharada a la boca. Levi. Ojalá él estuviera ahí acompañándolo. Al ser verano había mucho tiempo libre, mucho tiempo significaba hacer algo productivo y por desgracia, Ethan no era de hacer eso pero su novio sí, por lo que al estar trabajando en la cafetería con Demian y Yannick no solían verse tan seguido como lo hacían en la facultad. Solían llamarse, él lo visitaba cuando era su descanso o Ethan lo visitaba cuando salía de su trabajo, aprovechaban el poco tiempo juntos, bastante unidos como diría su madre.

- Agh, que calor ¡Lo odio! -se levantó rápidamente del sillón viendo lo húmedo que se sentía a causa del sudor que producía su cuerpo. En vez de refrescarlo, le daba mucho más calor de lo que tenía.

Guardó el helado en la nevera dejándola abierta un par de minutos para sentir el frío en su rostro, levantó sus brazos para que sus axilas húmedas se secaran. Después abrió la puerta de abajo para que su demás cuerpo también se enfriara un poco, dejó salir un suspiro de satisfacción pero podía sentir aún el calor en su espalda, si su madre estuviera ahí se enojaría diciéndole que no mantuviera el refrigerador abierto por qué eso era contaminación de luz o algo así.

- Qué calor, me estoy quemando vivo -se volvió a quejar, cerrando de una vez las puertas del refrigerador.

Caminó hacia la entrada para subir las escaleras y darse un buen baño de agua fría cuando escuchó el timbre de la casa, se quejó de nuevo, no tenía ganas de recibir a nadie ni hablar con nadie con ese calor infernal, no estaba de humor. Sin embargo, una corazonada le dijo que tal vez era él, Levi podría ser quien el que tocara así que se acercó a la mirilla para ver de quién se trataba, vio una playera azul marino que se ajustaba a su ancha espalda, ese corte de cabello tan reconocible ante un color castaño tan hermoso casi como el chocolate y su piel morena... Su pecho palpitó ante la emoción abriendo la puerta rápidamente para recibir con una sonrisa a su novio.

- ¡Viniste! -gritó a punto de saltar encima suyo pero se detuvo al recordar que estaba pegajoso.

- ¿Qué? ¿Así de frío piensas recibir a tu novio? -comentó el castaño a modo de broma.

Ethan negó.

- Estoy que apesto, ¿Qué tú no te mueres de calor?

- No hueles tan mal -dijo acercándose un poco para olerlo, Ethan dió unos pasos hacia atrás.

Moonshine Where stories live. Discover now