Epílogo

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Hacía un poco de viento, respiró profundamente sintiendo la pureza del aire llenar sus pulmones, fue como volver a renacer como cada día que despertaba. Algunos mechones de su cabello rubio se revolvían, que sin importar cuán apretada fue lora la trenza seguían separándose con rebeldía.
Cerró sus ojos para oír el agradable sonido de las hojas moverse, transmitiendo esa tranquilidad y serenidad que tanto extrañaba desde que se había casado y tenido un niño. Ni siquiera recordaba como era su vida antes de tener a un pequeño correr, llorar o gritar; era ciertamente agotador aunque amaba como cada noche Levi siempre lo recibía con el mismo afecto, siendo cariñoso y atento con cada cosa que le decía sobre su día y las locuras que había dicho su hijo mientras él no estaba.
Un grito entusiasmado lo distrajo de sus pensamientos, el sonido de su voz chillona acompañada de una risa escandalosa lo hizo voltear encontrándose con su esposo quien había sonreído al mirarlo, sus ojos miel brillaban y un pequeño de cabello oscuro corría hacia él atrapando sus piernas en un fuerte abrazo.

- ¡Llegamos! -gritó mostrando una enorme sonrisa.

Ethan se inclinó tomando por las axilas de su hijo para cargarlo, soltó un suspiro recordando que ya no era esa criatura delicada que pesaba tan solo un par de kilos, era un varón grande y sano.

- ¿Visitaste al tío Yannick? -preguntó el rubio acomodando la camisa del pequeño para luego posar su mano en el cabello revuelto y peinarlo con los dedos.

- ¡Sí! Me dió galletas.

Ethan frunció el entrecejo ante la respuesta de su hijo, miró fulminante a su esposo quien solo sonrió con pena. Levi se acercó para depositarle un beso en la mejilla posicionando su mano en la cintura del otro.

- Sólo fueron dos, no te preocupes -comentó relajado.

- Sí, pero es hora de la cena y sabes lo difícil es hacer que coma -reprochó para después depositarle otro beso cerca de los labios-. Te tocará a ti alimentarlo.

- Tranquilo mamá lobo, tu cachorro comerá adecuadamente.

Caminaron hacia la enorme casa blanca, el cielo se tornaba oscuro y los faroles poco a poco comenzaban a brillar, subieron los escalones para entrar a su hogar Ethan dejó en el suelo a Harry para que este corriera a lavarse las manos.
En la encimera de la chimenea colgaba un enorme cuadro negro con la foto de su boda, ambos vestían de un bonito traje del cual Ethan decidió rápidamente usar el blanco mientras que Levi usaba el negro, sonreían felices en su día el castaño tenía una mano posicionada en la cintura de su compañero y el otro tomaba hasta la altura de la cintura un bello ramo de flores; debajo había varias fotos pequeñas siendo estas de la familia y de su hijo cuando apenas era un bebé.

Pasaron ocho años desde ese suceso cuando Levi decidió volver a su pueblo natal.
ivir de nuevo en Moonshine fue complicado, Levi pidió perdón a su madre, quien estaba totalmente destrozada ante la pérdida sin superar de su esposo difunto; ambos pudieron reconciliarse y que lamentaban como terminaron las cosas.
El pueblo le pidió -o rogaron- su perdón a Ethan a causa del horrible maltrato en su juventud, decían merecer el mismo o quizá un peor castigo pero no quería hacer eso, aceptó las disculpas volviéndose la nueva Luna de Moonshine después de reconocer a Levi cómo su nuevo alfa, los que no prefirieron irse a seguir órdenes de un líder que no querían.

- No sabes lo bello que luces con el blanco, pareces un ángel caído del cielo.

Ethan no respondió, simplemente sonrió sintiendo miles de flores florecer alrededor suyo, las palabras que llevaba años escuchando seguían haciendo efecto en él.

Levi servía de la comida mientras su Luna iba a ver si su hijo se había lavado como debía le parecía gracioso lo protector que era, recordaba como le comentaba que no sería capaz de cuidar ni siquiera a un pez. Caminó hacia la mesa de la cocina dejando los tres platos, la comida era humeante al igual que el té de su esposo que siempre bebía cada noche.
Una vez que terminaron vieron una película Ethan estaba acurrucado a su lado a la vez que su hijo del otro, el menor se quedó dormido y Levi se levantó para dejarlo en lo que había sido su antigua habitación, subió las escaleras para dar la vuelta a la derecha y abrir de la puerta pintada de color azul celeste; los jueguetes estaban por doquier dejando delicadamente al pequeño en su acogedora cama, cerró de la ventana y encendió de la lámpara giratoria formando pequeñas estrellas. Acaricio del suave cabello de su pequeño cachorro, depositando un beso.

- Dulces sueños -susurró.

Cuando levantó la vista su esposo estaba de pie en la entrada, varios mechones cayeron a sus mejillas enmarcando su rostro.

Levi cerró la puerta quedando simplemente con ese hombre tan alto y delgado, sus ojos grises tan preciosos como cautivantes lo observaban. Fue guiado hasta su gran habitación, las manos del rubio tocaban sus hombros para bajar hacia sus caderas y subir de nuevo quitando de la prenda que cubría su torso, fue empujado a la cama teniendo a un Ethan dominante encima suyo.

Sus labios se unieron al igual que sus cuerpos.

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