Diecinueve

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Levi

Se había cumplido una semana desde que Yannick le aplicó la ley del hielo, le daba el espacio que merecía no planeaba molestarlo hasta que él estuviera listo, caminaba hacia su hogar pues había comprado víveres que la rentera le había pedido. Incluso ella notó al instante que algo sucedía entre él y su mejor amigo, no quiso dar demasiadas explicaciones ante el tema por lo que simplemente comentó que estaban teniendo ciertos problemas personales cosa que la mujer mayor entendió.

Salió del pequeño súper local con dos bolsas enormes llenas de cosas en bolsas biodegradables, Levi caminaba de regreso a casa cuando vio al azabache salir de una cafetería del centro de la ciudad; él se detuvo quedándose mirando de manera incómoda sin saber que decir.
Yannick olía a café, pan recién horneado y productos de limpieza, finalmente él lo miraba a los ojos.

Se sentía extraño porque esta mirada parecía más de arrepentimiento, tristeza y súplico.

- Hola, Levi -fue lo primero que dijo su mejor amigo- ¿Podemos hablar?

- ¿Ahora sí lo deseas? -intentó no sonar molesto, ni mostrar resentimiento alguno pero su respuesta fue muy brusca.

Yannick, penoso, asintió. El castaño caminó con él hacía un parque que rara vez pasaba, casi no había nadie afuera ya que ese día hacía un frío horrible cosa que a él no le molestaba, ni siquiera a Yannick quien solamente usaba una sudadera como si nada, ambos caminaron buscando una banca lo suficientemente "alejada" para así tener más privacidad. Un lugar donde no los pudieran escuchar.

Yannick se veía dudoso, pensativo en las palabras correctas para el momento.

- Yo... Lo siento. Lo siento mucho. Lamento haberte dicho esas cosas horribles y... -su voz se quebró y sus ojos se cristalizaron.

Levi soltó las bolsas que cargaba para acercarse de manera lenta, pareciera que hacía el esfuerzo por no llorar cosa que no le funcionaba ya que por mucho que él se limpiara las pequeñas lágrimas que salían de manera instantánea volvían a desbordarse de sus ojos.

- Perdón. Perdón Levi, también perdóname por haber actuado así y perdóname por querer lastimar a Ethan sabiendo lo especial que es él para ti. No debí... No debí decirte todo eso, no debí reaccionar así...

De pronto, abrazó a su mejor amigo quien lloraba en su hombro aferrándose a él como cuando eran niños, recordó las veces en las que encontraba a Yannick llorar a causa de lo mucho que los demás lo molestaban. Sonrió, contento de finalmente tener a su compañero, lo quería, lo amaba.

- Claro que te perdono, lo acepto -le respondió murmurando cerca de su rostro el cual sostenía entre sus manos-. Tú eres mi beta, mi mejor amigo y mi hermano.

Se abrazaron sintiendo la calidez del otro. Se sentían cómodos, se sentían felices de poder volver a hablar como siempre lo han hecho. Y que, como costumbre Yannick se burló de su baja estatura por que su rostro chocaba con su cabello poniendo de un momento de mal humor a Levi, al final terminó riendo.

- Por cierto, también me disculparé con Ethan. Creo que él también merece una -dijo él mirándolo a los ojos con una mano en su hombro.

- Está bien. Él no está molesto contigo, le agradas aún así.

- ¿Tú crees? Actué como un idiota.

- Claro, incluso me preguntaba por ti. Algunas veces -sonrió revolviendo su cabello-. No sabía que trabajabas, normalmente eres más holgazán que yo -dijo cambiando de tema al instante.

Realmente Levi si sabía que Yannick trabajaba, se dió cuenta cuando llegó a casa una noche con su mandil negro, con el cabello hecho desastre y una expresión agotada, cuando pasaba por el centro del pueblo veía a través de las enormes ventanales a su amigo limpiar las mesas del local mientras conversaba con un chico el cual supo quién era. Sabía que era el amigo de Ethan, Demian se llamaba.
Al menos así lo recordaba.

Moonshine Where stories live. Discover now