Doce

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Levi

- ¡Espera Levi! Espera... -gritó Yannick mientras se llevaba una mano al pecho, sintiendo su corazón latir mientras intentaba calmar su desenfrenada respiración.

- ¿Otra vez? Yannick ya van tres veces que nos detenemos. Eres un lobo muy débil ¿Huh?

El sudor recorría todo su cuerpo, su corazón estaba descontrolado pero su respiración se mantenía al margen. No se ahogaba ni hacía esfuerzos por respirar como su mejor amigo lo hacía, varios mechones de cabello se pegaban a su sudoroso rostro además de que sus mejillas estaban sonrojadas por el esfuerzo.

- Lo siento, sabes que el cardio no es lo mío -se incorporó mirándolo molesto-. Si estuviera transformado te habría superado ya.

- Por eso mismo tienes que mantenerte en forma, no siempre vivirás siendo lobo toda tu vida.

Su beta bufó pasando el dorso de la mano en su frente para quitar las gotas de sudor, él comenzó a correr otra vez y Levi lo siguió corriendo al mismo ritmo aunque ya escuchaba los pequeños pulmones de su amigo, esforzándose en meter aire a su cuerpo.
Lo empujó de la espalda para que no se detuviera y siguiera adelante, desde que salieron de la manada habían perdido cierta condición; cuando aún vivían en Moonshine, se levantaban antes de que saliera el sol a recorrer las orillas del territorio para verificar que no hubiese ningún intruso o algún peligro, revisaban que todo estuviese bien en la manada, revisaban los pendientes o asuntos que su gente necesitaba; entrenaban a los más jóvenes que deseaban ser guerreros e igual Levi y Yannick eran entrenados por sus padres.

Preparándose para gobernar cuando estuvieran listos.

Por eso Yannick disfrutaba aquella vida humana sin preocupaciones, a Levi por mucho que le gustara debían seguir entrenando, debía mantenerse; a veces deseaba no tener tantas responsabilidades que cargar, lo único que quería era vivir su vida sin nada de que preocuparse pero era un alfa, él había nacido para ello y debía cumplirlo. No podía decepcionar a su padre, no quería ver esa mirada de nuevo.

Siguió empujando a su amigo haciendo presión en su espalda para que este no se detuviera, cuando un olor familiar llenó sus fosas nasales sabiendo de inmediato de quién se trataba. Vio a lo lejos a Ethan corriendo del otro lado de la carretera, con las mejillas y nariz rosadas, gotas de sudor resbalando por su rostro, frunciendo el entrecejo mirando el camino con determinación.

Dejó de correr, Yannick balbuceó algo que no pudo comprender, no apartaba su vista de su chico.
Su cabello rubio se sacudía con cada trote que daba. Se veía lindo, hermoso.

- ¡Ethan! -gritó sonriente levantando su mano para llamar su atención- ¡Soy yo, Levi!

Dejó de correr mirándolo con la respiración algo agitada, le mostró una media sonrisa para luego dirigir su mirada a su amigo aún concentrado en recuperar el aliento, ahí fue cuando se dió cuenta de algo.
Lo había llamado Ethan y no venía vestido de chica, era obvio que no saldría a correr vistiendo como Elise, habría sido incómodo. Pero más incómodo era haberlo llamado estando como varón.

"¡Diablos!" Pensó.

- ¿Ethan? ¿Quién es Ethan? -cuestionó el azabache confundido.

- ¡Nadie! Creo que lo confundí, una disculpa amigo -dijo rápidamente, empujó a su compañero para que siguiera corriendo.

Levi volvió a sonreírle dándole indicaciones de que se fuera mientras que Ethan le respondió de la misma forma para luego seguir corriendo, no pudo evitar morderse el labio al ver su trasero con aquel ajustado pantalón deportivo que llevaba. Si así se veía en ellos no imaginaba como serían en los shorts cortos que usaban los corredores.

Moonshine Where stories live. Discover now