Quince

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Ethan

Abrió los ojos poco a poco sintiendo como algo lo subía y lo bajaba con lentitud escuchando un leve ronquido que supo al instante que no era suyo, sentía mucho calor y frío al mismo tiempo por qué no tenía una cobija que lo cubriera pero sentía un calor agradable debajo de él.

Cuando enfocó bien su vista vio el rostro de Levi, al principio sonrió al verlo tan tranquilo y relajado, ver su rostro tan así de cerca lo ayudaría de mejor manera a los detalles que le daría en su retrato; podía ver el nacimiento de vello facial en sus mejillas y barbilla; su divino lunar cerca de su ojo; sus pestañas largas además de unos labios  perfectos, rosados y lindos. Los tocó sintiendo la suavidad de ellos, fue en ese instante que notó la nula distancia que había entre los dos dándose cuenta que había dormido encima de él e Ethan se levantó con rapidez ante eso.
No por asco de estar cerca de un hombre -como normalmente actuaría- sino por vergüenza, no sentía pena por haberle pedido anoche a Levi dormir con él jamás había dormido tan bien desde hacía tanto pero despertar de aquella forma, no se lo esperaba.

Su pecho latía con rapidez, sentía el rostro caliente y un cosquilleo en el estómago que no sabía si era hambre o náuseas, era una sensación extraña, se acercó de nuevo a su cama mirando al castaño dormir se veía lindo de esa manera era menos tonto de lo que era. Sonrió inconscientemente cuando escuchó a alguien tocar la puerta de su habitación, corrió hacia ella porque sabía que era su madre quien se había despertado.

- ¿Ethan? ¿Ya te levantaste, cariño?

La puerta estaba siendo abierta por lo que se puso detrás de ella para que así no abriera demás, si se enteraba que un chico había dormido con él a escondidas se enojaría. Se quitó la playera para que así ella no pudiera entrar.

- Lo estoy, sólo que me estoy cambiando -dijo con toda la seguridad del mundo intentando no levantar sospechas.

- Oh, está bien, te espero abajo.

- Claro, sí.

Cerró la puerta suspirando de alivio, vio a Levi sentado en el borde de la cama frotando sus ojos, al parecer se acababa de despertar. Quería tocar su cabello revuelto, quería acomodarlo pero llevó sus manos hacia atrás y contenerse.

- Buenos días, ¿Pudiste dormir bien?

- Sí, algo apretado pero sí ¿Y tú? -el castaño levantó la mirada, sus ojos se encontraron por un segundo hasta que de pronto, su rostro se puso rojo dirigiendo su vista al suelo- estás semi desnudo... Ah... Hace mucho frío para que estés así -dijo con nerviosismo.

Alzó una ceja confundido al ver a Levi ponerse sus botas con rapidez mirando específicamente al suelo; era extraño, ya que no había nada de malo en mirar porque él es un chico -momentos antes se separó de él al ver que estaba encima suyo- tomó su camisa del suelo para así ponérsela de una vez.

Levi se acercó a la ventana para abrirla, por lo que significaba que pronto se iría.

- Muchas gracias por dejarme quedar, espero Yannick no esté molesto -le sonrió ahora sí mirándolo de nuevo-. Lamento si mis ronquidos te molestaron y lamento haber dormido en tu cama.

Ethan negó con una pequeña sonrisa.

- No eres una molestia, eres muy cálido -dijo sin pensar logrando que el chico ojos de miel lo mirara con una chispa-. Sí no tienes donde quedarte... Puedes venir sin problemas. Tendré la ventana abierta para que puedas pasar.

Ambos se quedaron mirando por varios segundos o quizás más, Ethan no tenía la cuenta porque no dejaba de mirar sus ojos; o sus labios; o su rostro en sí. Levi lo seguía mirando como si de una deidad se tratara, con ese amor y dulzura que le llevaba demostrando desde que se conocieron en el segundo día de clases.
De manera imprevista, Levi lo tomó de la mano besando el dorso de esta con esa delicadeza, calor y afecto en un roce de sus labios con su piel, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su columna y un cosquilleo en el estómago.

Moonshine Where stories live. Discover now