Treinta y Cuatro

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Yannick

- Todo fue tan... Hermoso y romántico. Le gustó lo que hice para él, nos tomamos de las manos, hubo miradas, hubo muchas cosas que casi me descontrolaba -dijo con la voz jadeante con una sonrisa boba y los ojos color miel brillando cuyas estrellas en el cielo nocturno.

- ¿Hubo... Toques? -preguntó él con una sonrisa juguetona aunque a la vez dudosa temiendo que no le contestara.

El sudor le recorría todo el cuerpo, se pasó el dorso de la mano por la frente mirando la cara sonrojada de su mejor amigo. Yannick abrió sus ojos bicolores  completamente sorprendido, emocionado sin creer que realmente hubiese pasado; Levi era tan virgen y tímido que no pensó que haría algo así. Sí que tenía agallas el alfa.

- Lo hiciste.

- No fue nada, solo... Agh, ¿Por qué te digo esto? -volteó a mirarlo hasta con las orejas completamente rojas. Estaba tan avergonzado.

- Por qué soy tu mejor amigo, duh -respondió con obviedad, curioso por lo que sucedió en la cita-. Anda, dímelo. Yo siempre te cuento sobre mis experiencias sexuales.

- Ni siquiera te los pedía.

- Pero te los decía. Vamos, dímelo.

Ambos estaban corriendo por la carretera por quién sabe cuántas horas -realmente exageraba- sus piernas dolían, a duras penas podía respirar al tener la necesidad de llenar sus pulmones con aire, el sudor le había mojado la ropa además de que moría de sueño. Sin embargo, gracias a hacer que Levi le hablara sobre su fantasía cumplida pudieron detenerse a descansar, agradeció esos minutos antes de seguir con el ejercicio que a pesar de tantos días recorrer aún no se acostumbraba del todo, volvió desarrollar su condición que creía perdida después de salir de la manda pero seguía siendo aún mala para el nivel de los lobos puros.
Era agotador.
Aún así, si se esforzaba podía ser igual de fuerte que Levi, por ello, era el futuro beta que seguiría en la línea de su familia.

- Después de dejarlo en su casa, me entregó un pequeño cuadro pintado por él mismo y una caja de chocolates. Fue tan lindo y adorable -sonrió sin detener el paso-. ¿Tú qué hiciste con Demian?

Intentó no flaquear ante dicha pregunta, por poco sus piernas débiles lo hacían caer al asfalto más no pasó. Sinceramente no planeó nada para el gran día, Demian y Yannick trabajaron como cualquier día ni siquiera le regaló algo o le dijo algo, ni siquiera al salir sucedió algo; recordaba que Demian decía que tenía prisa por irse porque un anime nuevo se estrenaba y Yannick le había dicho que él tenía bastante tarea que hacer para el fin de semana.
No pensó en que debían celebrarlo, no eran una pareja como su mejor amigo e Ethan, aunque no podía evitar sentir cierto desconcierto por ello.

- No pasó nada. Aún no somos nada, ¿Qué iba a darle?

Levi no respondió en ese momento. Parecía estar meditando lo próximo que iba a decir.

- Pensé que te gustaba -dijo por fin, frunciendo el entrecejo confundido.

Yannick hizo una mueca, sí le gustaba o algo así, no estaba aún seguro de sus sentimientos.

- Es difícil de explicar.

Con eso, adelantó el trote poniendo su mayor esfuerzo de llegar primero a aquel enorme árbol en el que se detenían siempre para descansar y así regresar a casa. Sus piernas ardían horriblemente, sus pies dolían como nunca, sentía que el aire no entraba a su cuerpo.

***

Se encontraba salvando una materia que odiaba, por suerte logró convencer al maestro que le diera una actividad extra para que lo calificara con un siete. Yannick estaba feliz por eso, por lo que puso su máximo empeño en entregar el único trabajo perfecto que había hecho en todos esos cuatro meses, suspiró al ver la maravilla de documento que hizo.
Tal vez ese empeño debería aplicarlo desde ahora en adelante o... Nunca.

Moonshine Where stories live. Discover now