Capitulo IV: L'amara Vita

3.6K 188 66
                                    

Una vez más, Allyson veía a su madre salir; aquel evento, tan inusual, tan extraño, tan comparable a ver un pegaso plateado luchando contra un robot de Taylor Swift de 60 metros construido con madera (es decir: algo que si lo mencionas, muchos pensarían que son los sin sentidos de un drogadicto) se volvía de a poco en una imagen común.

—Aún me cuesta imaginar eso —Jessica comentó, mientras comía con su hermana en un puesto de hamburguesas cerca de su apartamento —. Mamá...en citas...

—Han sucedido cosas más extrañas: avistamientos de OVNIS, revoluciones empezadas a través de Facebook.

—Me doy cuenta —La hermana mayor replicó mientras ensalzaba sus papas fritas—, pero siempre asumí que mamá era sencillamente una odia-hombres.

—Y aquella ocasión en la que se cortó el pelo casi a rape no ayudo en nada a su imagen.

—¿Y cómo es el sujeto, eh? ¿Al menos es bien parecido? ¿O tiene dinero?

—No luce mal, y no le va mal tampoco, pero es algo más complicado qué eso.

—¿Más complicado qué el dinero y la apariencia?

—Lo siento, olvide por un segundo con quien hablaba: por un momento breve pensé que eras capaz de comprender relaciones con algo de profundidad.

—¡No me molestes! —Jessica exclamó con la boca llena —. Es la primera vez en semanas que pruebo carne.

Allyson veía como su hermana devoraba con gran gusto y ansiedad aquellos bocados de su hamburguesa doble; era la primera vez que era invitada a comer con el dinero ganado por actuación y era un hito para ambas, pero al notar la desesperación y urgencia de su comer,

—¿Qué? —La mayor preguntó al ver aquellos ojos con los que Allye la observaba.

—Para ser una actriz, pensé que era necesario mostrar más glamour y clase.

—El glamour y la clase son para las actrices ricas; en lo que aparece mi descubridor, esos son lujos con los que no puedo contar.

—Vaya... —Allyson suspiró, volteando por un segundo hacía su soda para disimular una risa sin intención de burla, pero que podía confundirse como tal.

—¿Qué? ¿Ahora qué pasa?

—No creo recordar haberte visto comer...

—¿Una hamburguesa?

—Me refiero a comer, en general...¿tenías problemas de peso? ¿Bulimia? ¿Anorexia?

—¿Estás loca?

—Siempre lo sospeché, algo infantil, lo sé, sólo desmienteme.

Jessica tomó un sorbo a su bebida, con sus ojos azules ladeándose, buscando con qué y cómo replicar.

—No tuve problemas así, precisamente —Se decidió por contestar —, pero supongo que están relacionados.

—¿Qué cosa?

—Allye, yo era de las chicas “populares”: una de las princesas de Hopewell High, llegué incluso a ser capitana de la escuadra de animadoras, sé que para una muchacha como tu tales logros no suenan impresionantes en lo más mínimo, y en honor a la verdad, ahora con un poco más de madurez de mi lado, puedo ver el motivo, pero tontamente me dejaba influenciar por las cabezas huecas que tenía por amigas: una maldita zanahoria era demasiada “grasa”.

—Te matarían si te vieran ahora.

—Me importa un carajo, como si no tuvieran ellas sus propios problemas —Jess respondió con un sentir agresivo en su tono—. Una de ellas se embarazó en el último año: se terminó casando joven, y lo último que supe de ella es que bebe tres botellas de vino blanco cada día.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now