Capitulo XIV: No, You Can't

2.7K 156 22
                                    

La acción del torneo proseguía: la emoción era enorme para los espectadores (al menos, para aquellos que comprendían el deporte) pero por sobre todo, para todos esos competidores que daban hasta lo que no sabían que poseían en sus interiores para seguir y avanzar un paso.

—¿Qué me perdí? —Allye preguntó a Jake, tras tomar su asiento tras una breve parada en los sanitarios.

—La chica de Hopewell tiene que anotar al menos un ocho —Jake explicó—; Un nueve, y gana, pero siete o menos la elimina.

Era un encuentro de la rama individual, y ambos habían tomando un interés sorpresivo; ya no era necesario que su amiga estuviera en la lucha de pasar o no pasar, sino que empezaban a sentir algo cada vez que veían a esa representante de su escuela, con el escudo de Hopewell ilustrando esas telas: para una escuela que posee el más alto indice de suicidios entre profesores y embarazos adolescentes, por una vez era una dicha sentir orgullo (o algo parecido).

—Vamos capitana —Sarah pensó comiéndose las uñas (a pesar de las advertencias del medico que que el barniz que usaba para pintarlas la podría envenenar)—. ¡Puedes hacerlo!

—¡Y finalmente dispara! —anunció la locutora.

Marina cerró sus ojos: no podía, no tenía ni la fuerza, ni las entrañas para soportar el desenlace de un combate tan parejo; su competidora, una chica del Colegio Lakehurst High, de apellido Takeda, o Takemiya, no recordaba bien el anuncio de su nombre por estar demasiado ensimismada, le había dado una batalla difícil hasta el último turno.

Y en ese momento, en una flecha se decidía todo, y aunque sus ojos no lo detectaron, sus oídos sí, al escuchar el rugir de alegría del público.

—¡LO HIZO! —Allye saltó de su asiento, gritando a un volumen que hasta a ella misma le sorprendió, sin mencionar su entusiasmo, y nada más no se escuchó bien al verse ahogado por las voces de la multitud.

Aunque Jake, dada su cercanía, sí detectó la voz de la pelirroja al viento.

—Nunca pensé en verte tan alegre —comentó.

—¿Te refieres por lo de la competencia?

—Me refiero a en general: no eres de las que sonríen.

—Yo sonrió de vez en vez.

—Allye, Kristen Stewart parece el Joker comparada contigo.

Pero inclusive Jake sentía algo: realmente estaba poniendo atención, realmente le daba gusto cada acierto y lamentaba cada error; sencillamente, sentir orgullo escolar era una experiencia tan nueva para ambos, que por un momento adjudicaron la sensación a los brownies de cannabis que el muchacho contrabandeó al evento.

—¡Felicidades, Marina! —congratuló el equipo, haciendo un circulo alrededor de su capitana.

—Casi la veo cerca.

—Aún así, lograste componer —Zoe comentó—. Fue algo impresionante.

—No tan impresionante como Tabatha...

Marina no sentía tanta alegría, menos aún al escuchar la victoria de calle que su rival había tenido contra la representante de la Academia Militar Agnew; en todo caso, por la categoría, una escuela dura, disciplina, que se destacaba en muchos deportes y actividades, el triunfo de Wilder se veía mucho más impresionante.

Pero no demeritaba en nada los avances de la delegación de Hopewell: en equipos, habían logrado vencer en tres encuentros, metiéndose a los cuatro mejores equipos de la región. Un logro meritorio de alabanzas, pero no era suficiente, no todavía: se necesitaba al menos otra victoria para obtener podio, pero ahí estaban, con la élite, y tan cerca se encontraba el objetivo, como complicado era de obtenerlo.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now