Capitulo IX: Mais Que Farsa

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La analogía ante una sorpresa enorme más socorrida es “cayó como balde de agua fría”, pero inclusive con la fuerza de tal retorica, no parecía ser bastante, suficiente, si quiera acercarse a lo que Allyson sintió en el momento en que sus ojos y sus oídos vieron y escucharon aquel hombre que le legó la mitad de su herencia genética.

—Pudiste llamar antes —Allyson, con sus brazos cruzados, y pretendiendo que no estaba sorprendida, declaró —; Hubiera sido mejor si lo venía venir.

—Sí, pero, ¿dónde está la diversión en eso? —Malcolm planteó—. Muchas de las mejores cosas de la vida llegan por sorpresa...excepto...

—¿Los infartos?

—Iba a decir los aneurismas, pero los infartos también cuentan, supongo.

—¿Viniste a hablar con mamá?

—¿¡Esa...bruja!? ¡Ni loco!

—Veo de dónde viene el apelativo de “bruja”, pero es mi madre, y no dejo que un desconocido se burle o se mofe de ella.

—No soy un desconocido, Jessica...

—Allyson.

—¡Allyson! —corrigió—. Lo siento, aún me cuesta creerlo porque todavía eras una niña pequeña cuándo...

—¿Me abandonaste?

—Es evidente que ha sido un gran impacto y...c-creo, creo que mejor me voy al hotel.

—No, Malcolm —Allye dijo antes de que su invitado se diera la media vuelta —. Contestame una cosa.

—¿Sí, Jess...Allyson?

—Correcto —Allye confirmó—. Bien, ¿por qué vuelves? ¿Qué quieres? ¿Acaso aún no has acabado con mamá?

—¿Acabar con ella?

—Mi madre es...un desastre de neurosis y presiones y cada vez que la veo me da un temible recordatorio de que a su edad voy a estar al borde de una crisis nerviosa y que tendré que gastar una cantidad indecente en tinte rojo para el cabello al mes, y TÚ tuviste una gran parte que ver con eso, así que ni creas que me vas a hacer lo mismo a mi.

Malcolm fue el sorprendido en turno esta vez (por no de ser, “castrado verbalmente”) con las duras palabras de su hija, pero aunque podía entender parte del sentimiento, podía ver que quizá tenía algunas percepciones erradas.

—No estás lista para hablar conmigo ahora —dijo Malcolm—. Lo comprendo, ¡lo comprendo muy bien! Pero...en caso de que quieras...ya sabes, compartir argumentos...

—¿Conversar?

—¡Sí! ¡Conversar! Me quedaré en la ciudad un par de días, puedes llamar a mi número, ya lo conoces, siempre estaré listo, digo, vine por trabajo pero...puedo encontrar mi tiempo.

—Estoy segura que sí...

—Por último, ¿quizá puedas hacerme un favor?

—¿Cuál?

—¿Puedes guardar el secreto? No quiero que tu madre se de cuenta que estoy en la ciudad.

—¡Claro! —Allyson exclamó —. ¡No hay problema! ¡No se lo diré a la bruja! —la pelirroja guiñó y sonrió con tal falsedad y sarcasmo que ni siquiera un insulto directo parecía ser tan hiriente.

Y Malcolm se fue.

—¿Sarah? —Allye llamó a su amiga al teléfono—. ¿Puedes llamar a Jake también? ¿Quieren hacer algo?

—¿Algo? ¿De qué? —Sarah preguntó.

—No sé, ¿y si nada más vamos al centro? ¿Al mall? Algo...lo que quieran, me apunto para todo.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now