Capitulo XV: La Princesa de los Ladrones

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Tiro final; estaba en manos de Marina su destino: para al menos llevar al alargue, ella debía realizar un tiro perfecto.

—Saucedo se alista —narró la locutora para unos espectadores llevados a la fila de sus asientos —. Es el momento de la verdad. ¡Todo se decide aquí!

Pero aunque todos esperaban lo mejor de ella, Marina conocía muy bien sus facultades, y estas no le daban para mucho más de lo que ya había demostrado.

Y mientras tanto, Tabatha ni siquiera se tomaba la molestia en posar sus ojos en el tiro: importaba poco para ella, pesaba menos que una pluma el tema. ¿Y qué si Marina obtenía el diez? Taba tenía sus fuerzas y energías llenas, mientras que Marina sentía todo su espíritu de lucha aplastado por tratar de mantenerse contra alguien que, aunque le doliera admitirlo, era mucho más talentosa.

—Allá voy —Marina se dijo antes de dejar volar su flecha.

Esa punta iba cargada con toda su esperanza, pero lamentablemente, a veces, por más que la poseas, no basta.

—¡Ocho! ¡Y con eso Tabatha Wilder de Trudeau pasa a la final!

Se acabó la aventura de Marina en la categoría individual: había llegado más lejos qué nunca, pero al final, en manos de Tabatha encontró su derrota.

Fue un momento doloroso: no por perder, Marina era una deportista, y sabía que en ocasiones el triunfo resulta esquivo y difícil de encontrar. El dolor, la pena por la caída fue por otra cosa: por ser por Tabatha, una arquera tan talentosa como poco ética, esas flechas volando al blanco se sentían como si atravesaran su propio cuerpo.

Marina salió de la zona de tiro entre aplausos, con un público que se había volcado hacia su favor: un pequeño consuelo, pero la amargura seguía estando ahí.

—Lo hiciste bien, capitana —Zoe comentó.

—Ya no hablemos de eso —Marina cortó el intento de felicitación de su compañera —. Tenemos un encuentro más dentro de poco, ¡hay que prepararnos!

Pero si en las mentes de las arqueras estaba tatuada en negro profundo y grueso la palabra "competencia", en la de dos personas ajenas al torneo la que aparecía era la palabra "venganza".

—¿Qué tal le fue? —Sarah preguntó sollozando, en la zona de refrigerios, sentada en una mesa acabándose una soda.

—Marina hizo lo que pudo —Allyson dijo—. Pero...

—¿Tabatha ganó?

—Pues...sí.

—¡Increíble! ¿Fue por mucho?

—Marina pudo competir por unos momentos, pero ella se desgastó poco a poco, mientras que...¡Carajo! ¿Es esa perra de Tabatha un robot?

—Está bien, Allye, está bien —Sarah dijo calma, tras cerrar sus ojos por un instante—: Marina hizo lo que pudo, y no se le puede pedir más qué eso a una persona.

Y si bien comprendía, no provocaba menos indignación.

—Sarah, querida —Allye arrimó un asiento de otra mesa a la de su amiga —, podemos hacer algo.

—¿Qué quieres decir?

—No se pueden quedar así las cosas: no podemos permitir que esa "Flechanator" se salga con la suya, ¡podemos desquitarnos! ¡Tú eres fuerte! ¡La buscamos a la salida del torneo y le damos una buena paliza!

La idea hizo aparecer una pequeña sonrisa en Sarah, pero aunque no le faltaban ganas, tuvo que declinar.

—No serviría de nada —contestó—. Yo sé que en el mundo exterior, si quisiera hacerle algo, se lo haría, pero ya mi oportunidad...y reconozco que quizá no tengo derecho a reclamar mucho, dado que legalmente ella tiene razón, y que no llevo tanto tiempo en esto, pero de verdad, de verdad me...

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now