Capitulo XXXVI: 28 Pills Later

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A pesar de enfrentar una situación inaudita e intimidante, aquellos jóvenes, encerrados en el auditorio, demostraron temple de acero y venas llenas de agua helada al momento de desenvolverse y pensar con calma cómo salir de su apremiante situación.

—¡VAMOS A MORIR! ¡Estamos muertos, muertos les digo! ¡Nos van a devorar los zombis!

—¡Por favor director! —Jake tomó al educador de los hombros, no sin antes darle una cachetada—. ¡Tiene que controlarse!

—Pero es que además, esto no puede ser —Allyson susurraba, intentando encontrar sentido y dirección a lo que estaba viviendo —. ¡No es posible que esto de verdad esté sucediendo!

—Vale, es cierto; no somos ese tipo de historia después de todo —Sarah comentó—, así que debe haber una respuesta lógica...

Pero no había mucho tiempo para meditar y encontrar alguna verdad ignorada; los azotes de sus compañeros y maestros, infectados por el virus/maldición/inserte justificación de su comportamiento aquí eran cada vez más fuertes.

—Dinos director, por favor, que hay una salida de emergencia de esta aula —Allye preguntó.

—Algo así...no una puerta, pero el techo tiene una ventanilla desplegable; hay que llegar a ella.

De inmediato, Marina y Amy fueron por una escalera de incendios al fondo de la habitación; Jake y Mac, los dos jóvenes más fuertes físicamente del aula, hacían su esfuerzo para contener los golpes a la entrada.

—¡Dense prisa! —Mac insistió—. ¡No podremos aguantar mucho tiempo aquí!

—¡Ponle cojones estrellita! —Jake exclamó.

Las chicas habían traído la escalera, de modelo plegable; debería, en condiciones optimas, resistir el peso de varias personas, pero siendo esto el colegio Hopewell, la escalera no estaba en condiciones optimas en realidad; su estructura estaba debilitada, debía ser sostenida por alguien.

—Eso servirá por un momento —Jake dijo al colocar unas escobetas como sello improvisado en la puerta—, pero debemos darnos prisa...

Los alumnos se reunieron en torno a aquella vía de escape, pero antes que alguien subiera, existía la cuestión de quién debía quedarse a sujetarla.

—El que lo haga tendrá el mayor riesgo —Marina comentó.

—No —Jake intervino —; no hay que pensar esto demasiado...Allyson, quiero que Allyson suba primero.

—¿Q-qué? —sonrojada, la joven nombrada reaccionó.

—No podría ponerla en riesgo...ella...ella representa mucho para mi.

La pelirroja se encontró conmovida; ahí lo había escuchado, Jake, cediendo su posible seguridad para que ella la tuviera, sin importar las consecuencias ni los riesgos.

—J-Jake, yo...

—Además, ¡es la más débil de nosotros! —el muchacho argumentó—. Tenemos aquí a un par de tiradoras de arco, un atleta de alto rendimiento, un hombre adulto, una miembro del cuadro de honor, y...Sarah; creo que queda claro para todos que la que tiene menos posibilidades de defenderse por su cuenta es...

—Chicos...arruinando el romance y los detalles monos desde que llegan a la pubertad —la pelirroja pensó.

—Creo que lo más prudente es que todos ustedes suban, muchachos —el director sugirió—. Yo, por mi cuenta, me quedaré a sostener la escalera.

—Director...

—¡Obedezcan!

Aunque al ser adolescentes escuchando la orden de una figura de autoridad les daba el impulso de desobedecerla por completo y hacer justo lo contrario, esos jóvenes tuvieron que controlar sus instintos más básicos para poder sobrevivir.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now