Capitulo XXXVII: World War H

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Amy no estaba siendo ella misma; usualmente, una dulce, amable y delicada flor con gran dedicación al estudio y que nunca parecía levantar la voz ni para pedir auxilio si se estaba ahogando...pero lejos estaba quedando esa imagen, reemplazada con una joven de piel pálida, gruñidos como los de una bestia y una mirada perversa cual si estuviera saboreando en su mente su próxima presa.

—¿Por qué Amy? —Allyson preguntó—. ¿Por qué tomaste esas píldoras?

—Era...e-era algo especial —la joven intentó sonar coherente, pero era cada vez más evidente que el salvajismo y la manía estaban ganando terreno—. Tenía unos e-xámenes para una gran universidad...m-me d-dijeron que...q-que eran buenas p-para concentrarse.

—¡¿Y si te dijeran que saltaras al Lago Erie saltarías?!

—¡LO HARÍA SI ME DIERAN CRÉDITOS EN LA ESCUELA!

—Oficialmente estoy asustado —Jake comentó—. Marina, apunta a la cabeza.

—¿Estás loco Jake? —Allye intervino—. ¡No puedes hacer eso! ¡Sé lo que parece pero no es una zombi!

—¡Caramba! ¿Alguna vez tendré la oportunidad de ver un asesinato en la escuela? —dijo Sarah con decepción—. ¡Ya me perdí los cuatro desde el comienzo del año escolar!

—Otra chica con las prioridades bien puestas...

—Hey, ¿pero entonces qué hago? —Marina pidió instrucciones —. ¿Le disparo o no?

Y todos, el director inclusive, voltearon sus ojos hacia cierta chica de cabellera borgoña.

—¿Qué? —Allyson preguntó—. ¿No me limpié bien la nariz después de ése estornudo?

—En realidad, sí —Jake le pasó un pañuelo—, pero además..¿Qué hacemos?

—¡¿Cómo quieren qué lo sepa yo?!

—Bueno, no podemos confiar en otra persona; eres tú la que da las ordenes, o es el director que sabemos que nos metió en esto en primer lugar; Mac, que no pudo tener la capitanía del equipo de futbol ni siquiera porque quién le quitó el puesto era un parapléjico con síndrome de Down...

—¡La puñetera capitanía sólo es un concurso de popularidad! —el jugador lamentó al recordar ésa derrota.

—...otra opción es la capitana del equipo de tiro con arco, ¡y es la qué te está preguntando a ti!

—¡No disparo a blancos humanos! —advirtió Marina—. ¡Esto no es un torneo! ¡Realmente puedo matar a alguien con esto!

—¡SÍ!

—¡Ya callate Sarah, dejame pensar! —Allyson gritó.

—...luego tenemos al valeroso miembro del consejo, o concilio, o cómo decidan llamarse, en una misión peligrosisima en la zona de los recogedores.

—¡Hice lo que tenía que hacer para sobrevivir! ¡No tienen idea por lo qué tuve que pasar!

—¿Qué? ¿Apoyaste el codo en un estropajo de alambre? —Jake inquirió—. Y finalmente estamos Sarah y yo...

—¿Y por qué no pueden ustedes tomar esta decisión? ¿Saben la presión que ponen sobre mis hombros?

—Porque, Allyson...eres la más lista de todos nosotros.

Aunque la pelirroja ya lo sospechaba, escucharlo de parte de Jake ponía la verdad en un nivel diferente: él, arrogante e impertinente, tenía la humildad para reconocer que a pesar de lo mucho que se pueda burlar de su persona, ella posee la mano triunfante en una categoría importante que en ése momento definía el limite entre lo correcto y el error.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora