Capitulo V: That 90's Book

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Colleen sentía la misma comodidad que aquella que experimentaba cada vez que recibía una llamada del banco por un pago atrasado, pero ella misma sabía que Allyson no tardaría en querer armar el rompecabezas.

—¿Me tienes algo qué decir, madre? —Allye inquirió.

—De momento no —Colleen respondió—. No olvides que tienes que asistir a la escuela.

—¿Estás bromeando acaso? —reclamó la hija—. ¡Aún quedan muchas dudas y no me iré de aquí hasta tener algunas respuestas claras y sinceras! ¡No me importa si tengo que faltar a la escuela uno, dos, tres, o más días!

—¡Tienes que asistir a la escuela carajo! —reprendió la madre.

—Hey, tuve que intentarlo —murmuró tomando sus libros.

Allye tendría sus respuestas al acabar las clases; trató de pasar las horas de clase con normalidad, sin pensar más allá de lo necesario para convencer a sus profesores de que ponía atención, y en realidad, así fue para ella: una jornada más sin nada que resaltar.

Para Sarah, por otro lado, la realidad era otra.

—¿Puedo ayudarle? —preguntó la profesora Jefferson, notando la entrada de la joven morena al aula de Orientación.

—¿Profesora Jefferson? ¿Tomika Jefferson?

—Claro que sí —confirmó tras acomodar una torre de Jenga sobre su escritorio—. ¿Qué sucede?

—Es la sección de Orientación, y sucede qué quizá podría...usar un poco.

—No jodas, ¿¡en serio!? —Tomika se levantó con entusiasmo de su asiento, mas sus gafas cayeron al piso, debajo de su escritorio.

—¿Te ayudo a recogerlos...?

—¡No, no! Tranquila —La maestra respondió—. Puedo encargarme de ello, tú sólo toma asiento y...

Tomika se agachó a tomar sus lentes, pero al levantar su cabeza, su nunca golpeo el escritorio; las piezas de su juego de Jenga comenzaron a tambalearse; ella intentó evitar que se derrumbaran, pero al acercar su mano a las piezas calculando mal la distancia, termino golpeando sin querer la base de la estructura, derribandola en su totalidad.

—Quizá lo mejor es que regrese en otro momento —Sarah comentó mientras veía a la Profesora Jefferson buscar las piezas de su juego.

—¡No, por favor! Tome asiento —insistió la docente—. Luego tendré todo el tiempo suficiente para recogerlo...siempre lo tengo —murmuró la última parte.

Sarah dio un vistazo al pequeño salón de Orientación: apenas era más grande qué el cuarto del conserje, y se veía un pequeño librero lleno de textos viejos, guardando polvo desde quien sabe quien, y detrás de la puerta que cerró tras de si, un póster de reclutamiento que rezaba: "Jóvenes de la América Británica, su Reina los necesita: ¡Unanse a la marina para derrotar al Kaiser!"

Sin lugar a dudas, dicha aula había sido olvidada desde hace mucho tiempo.

—¿Cuál es su nombre, señorita?

—Sarah Greenberg.

—Perfecto —La profesora declaró mientras miraba en el único artilugio perteneciente a los últimos treinta años del cuarto: una computadora personal (que ella tuvo que comprar) —. Greenberg, Sarah Eloise, del último grado, ¿no es así?

—Sí, soy esa misma...

—Bien, bien...Sarah, ¿puedo llamarte así? ¿O prefieres Eloise?

—Preferiría algo así como "Reina del Cosmos Conocido" pero no creo que sea posible.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora