Capitulo VIII: Cats In The Battle

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Pudo ser peor; tales palabras resonaban con fuerza, haciendo ecos, volviéndose se un ruido ensordecedor sin si quiera hacer en realidad un decibel.

Y es que Allyson no deseaba hacer esa llamada, ni siquiera era necesario el saber aquellas dudas que poseía, pero una malsana curiosidad había secuestrado su mente, y no sería libre de nuevo hasta que la luz llegue a esas zonas oscuras y ocultas.

—¿Debe de? —preguntó, en su habitación, con teléfono en mano y número ya memorizado —. ¿Es acaso lo indicado?

—¡Sólo llama de una maldita vez! —Jake exclamó, recostado en la cama de su amiga.

—¡Trato de tener aquí un soliloquio! ¡Algo de drama!

—¿Tú? ¿Drama? ¡No me digas!

—¿Y de todas maneras qué haces aquí? ¡Es un momento privado!

—Se acabó la comida en mi casa, y tengo que cenar.

—¿¡Qué!? —Allye se ofendió—. ¿¡Vienes a mi casa para que te haga algo de tragar!? ¡Eso es muy sexista!

—Yo me busco algo sólo, rojilla —explicó Jake —. Eres tú la que siempre salta a conclusiones, ¿crees acaso que sería de esos idiotas que le dicen a su mujer “ve y hazme un sandwich”?

—¡¿Tú mujer?!

—Olvidalo, olvidalo —Jake se levantó —. Mejor me voy a buscar algo: igual va a tomar su tiempo el que te armes de valor para hablarle a tu papi.

—¡Yo tengo el valor! ¡Es sólo que...trato de pensar en todas las posibilidades!

—¿Otra vez sobre-pensando las cosas, querida?

—¡Sarah! —Allye cayó del sustó al notar a la morena en la silla de su escritorio, frente al ordenador—. ¿Qué quieres aquí?

—No hay nada de comer en mi casa tampoco —ella explicó—; así que...¿Me haces un sandwich?

—¡NO!

Pero entonces, Sarah comenzó a jugar sucio: sus ojos, ya de por si grandes, se vieron engrandecidos por la mirada rogona e implorante, inundados como piscinas a punto de desbordarse, con sus labios en un puchero infantiloide y hasta sus manos entrecruzadas como si ella estuviera en oración.

—¡Está bien! —contestó Allye, no pudiendo resistir la expresión de su amiga—. ¡Pero tienes que dejar de hacer eso por cada pequeño favor que quieras de mi! ¡Ten algo de dignidad por Dios!

—¿Dignidad? ¡Tú eres la que tiene una carpeta llena de canciones de Maroon 5!

—¡Ya callate caramba! —Allye exclamó en la puerta—. ¡Y deja mi computadora en paz!

Después de que Jake tomara un bol de cereal, y después de que Sarah obtuviera su emparedado, Allye estaba lista para volver a su dilema.

—¿Entonces? ¿Llamar o no llamar? —Jake comentó.

—No me hace gracia.

—No te rompas la cabeza con esto, sólo hazlo.

—¿Crees que es algo sencillo acaso? ¿Crees que no tengo la voluntad de ello? —reclamó la pelirroja—. ¡Yo sé que quiero hablar! Pero tienen que entender mi punto de vista: establecer comunicación por primera vez con un hombre que apenas ha estado en mi vida; ni siquiera recuerdo bien cuando fue la última vez que lo vi. Es un momento de enorme estrés emocional para mi, y he repasado esto una y otra vez pensando en como va a seguir, en que va a derivar, y como voy a reaccionar ante un hombre que sí, sin él no estaría aquí en primer lugar, pero que fuera de eso no ha hecho mucho por mi persona. ¿Dónde se encontraba en los días del padre? ¿Dónde estaba él en los eventos de la escuela entra padres e hijas? ¿Dónde estaba él cuándo quería llorar y alguien tendría que al menos sobornarme con un helado, o con comprarme un nuevo juego? ¿Dónde estaba él...?

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaOnde histórias criam vida. Descubra agora