Capitulo XVIII: The Music Crap

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El plan estaba en marcha, y la maquinaría comenzaba a moverse; no sería sencillo, ni para el director, ni para su secuaz y compañera en el crimen, la señorita Jefferson, pero tenían la esperanza en acercarse de paso a paso, lento, pero seguro.

—¿Qué hacemos ahora, director? —ella preguntó a su superior, tras verlo salir de su oficina al finalizar las clases.

—Necesitamos una obra —LaFontaine contestó—. Pero no puede ser cualquier obra; hablamos de algo...

—¿Malo?

—Malo, en efecto, pero no sólo “malo” —explicó—. Cualquiera puede hacer algo “malo”, pero de verdad estamos hablando aquí de una cosa de verdad...

—¿Terrible?

—Un poco mejor, pero aún así, no queda; “terrible” está bien.

—¿Terrible está bien? ¡Pensé que queríamos algo “malo”!

—“Malo” está “bien” pero queremos más qué “terrible”; queremos algo de tan poca calidad, tan reprobable, tan ofensivo, que haga ver a Laura en América como “El Ciudadano Kane” de la televisión.

—¿Estamos hablando de una obra de teatro, no?

—¡Claro que sí!

—¿Entonces por qué usaste para comparar un show de televisión y una película?

—¡No sé mucho de teatro! ¿Contenta? —LaFontaine declaró con explosividad—. Las únicas obras que he visto son el espectáculo de Ben 10 que vino el año pasado y “Vals en Piledriver Sobre Hielo”.

—Vi esa última —Tomika comentó—. Inesperadamente emotiva...

—Pero nos estamos desviando del asunto: debemos encontrar la peor obra posible, algo que con tan sólo leer algunos renglones nos demos cuenta que no va a ningún lado; algo horrible, algo monstruosamente...

—¿Pero no necesitamos fondos primero, director?

—¿Qué dice?

—No tenemos dinero para montar la escena —Tomika explicó—. Estuve revisando un poco las cifras, y sé que el objetivo es perder, pero no tenemos ni lo mínimo para perder.

—¿Entonces estamos tan “mal”?

—Será más bien “no tan bien”.

—Vale, antes de que nos empezamos a confundir con esas cosas del “bien” y del “mal”, en realidad, tienes razón.

—¿La tengo?

—Sí, sí: necesitamos dolares, pesos, libras, euros, soles, reales, rands, shekels, yens, rupias, yuans...todo centavo cuenta.

—¿Entonces qué haremos?

—¡Convoque a una reunión extraordinaria de padres de familia! —con su indice alzada en señal de triunfo y confianza el director exclamó—. ¡Yo me encargaré del resto!

—Pero director...

—¡Hágalo!

La señorita Jefferson acató las ordenes: no fue fácil, pero para el final de la semana, el viernes por la noche, había logrado reunir a los padres de familia de los alumnos de Hopewell High.

—Está lleno —el director comentó tras bambalinas antes de salir al frente de la conferencia—. Nunca habíamos tenido tan concurrencia, ¿cómo lo lograste?

—Tuve que idear mis métodos para lograrlo —Tomika respondió.

—¿Métodos, dice?

—En efecto, y creame que requirió todo mi ingenio y creatividad en pensar en algo lo suficientemente atractivo para llevar a los padres de familia a esos asientos.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now