Capitulo XLIII: Mean Dreams

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 Era la última semana de clases, y los únicos ruidos que se escuchaban en el interior y periferias de Hopewell High eran la de las temblorosas rodillas de malos alumnos intentando de todo para pasar las materias que les faltaban, y de los ensayos para el evento de la graduación.

Esto es...humillante —Allyson declaró en su caminar al ritmo de una cursi melodía como sólo el pop de los 90 podía ser.

El ensayo consistía en una marcha ladeando el paso en el auditorio, habilitado a modo de salón de fiestas (se hubiera alquilado uno de verdad, pero los padres de familia de la escuela se mostraron con mayor preocupación de querer gastar sus recursos en reemplazar los muros de revistas y periódicos viejos con verdadero material de construcción).

Los chicos del último año iban en su caminar en dos hileras: una con los varones, la otra con las jovencitas, y por un momento, Allyson pensó que, a pesar de ser un acto demasiado edulcorado y meloso, era también en cierto modo romántico.

¿Cómo no podría serlo? Recorrer ese último tramo simbólico de su estadía en Hopewell hacía su boleto de salida, y hacia los primeros tímidos pasos de la vida adulta, y a lado de la persona con la quién deseaba enfrentar los desafíos que el mañana iban a traer. Esos pensamientos, esas implicaciones hacían que la cursilería casi valiera la pena.

Casi.

—¿No me tomas de la mano, cómo las otras chicas?

—¡Ay, ya callate Sarah! ¡No estoy de humor!

Verán: en la graduación había más chicas qué chicos, y para que las filas de estudiantes caminando a sus asientos no se vieran algo desiguales y asimétricas, algunas de las jóvenes llenaron los espacios que le deberían corresponder a ciertos miembros del equipo de fútbol involucrados en un fraude de exámenes con el que mantuvieron el promedio mínimo necesario para seguir participando en los encuentros.

—¡Con esa actitud, no sé si te invite a mi casa después de la ceremonia!

—En serio —Allye advirtió—. Esto se está poniendo raro...

—Lo siento, es que no puedo evitarlo; trato de pensar como un chico, ya sabes, para entrar en el papel que me tocó y todo eso.

—Sarah, sólo estás completando la hilera, no te estás cambiando el sexo.

—Sería interesante serlo, al menos por un día...podría entrar a todos esos club gay a lo que ya me tienen prohibida la entrada...y...

—Deberías esperar a llegar a tu cama antes de empezar a imaginar esas cosas.

—¡Oh! ¿Eso eso una invitación? —Sarah batió sus pestañas.

—Sólo cierra la boca...

Allyson no quería perder de vista a Jake; se encontraba a cuatro chicas adelanto, caminando de lado de Robyn Siegel; animadora, cabellera larga y brillante, cuerpo perfecto, sonrisa brillante, y reputación tan dudosa como el tinte rubio con el que se quemaba las greñas.

—¿En qué pensando, Allye?

—No es nada importante, pero..¿No pudieron poner a Jake a mi lado? Es...me siento un...

—¡Ay, pero qué tierna! ¿Quieres estar a su lado durante eso, no es así?

Y era verdad...si bien no por motivos particularmente tiernos.

—Jodida de Robyn...si toca su mano aunque sea una vez más, la próxima vez que tenga que dar una porra, la dará en silla de ruedas.

—¡Hey, calma! ¿De qué hablas?

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now