Capitulo XXXV: El Amanecer de los Enfermos

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...si alguien allá afuera está escuchando...que sepan que no están solos; y si es una autoridad la que recibe el presente mensaje...por favor, ¡por favor! Venga a nuestro auxilio...nos encontramos en la azotea de la escuela Hopewell High, en el suburbio del mismo nombre al sur de Toronto...ayudame Obi-Wan Kenobi, eres mi última esperanza”.

—Sarah, ¿realmente era necesaria esa última frase? —Allyson comentó, después de que su amiga terminara de dar su mensaje a través del sistema de audio de la escuela.

—¡Siempre lo había querido decir!

—¡Tú siempre haces lo que quieres! —reclamó la pelirroja —. ¿Realmente hay algo que te guardas? ¿Algo por lo qué seas recatada y discreta?

—¡Bueno, alguien tenía que dar el mensaje! ¡Y tu tienes una vocecita de ratón que no puede decir en voz alta ni dos palabras sin tartamudear!

—¡E-eso es...f-falso!

—Muchachas, por favor, ¡silencio! —Jake, al borde de la azotea, usando unos binoculares para divisar lo que acontecía a la distancia.

Algunos jóvenes de Hopewell se habían atrincherado en la parte más alta del edificio más alto del barrio; ahí se encontraban Allyson, Jake, Sarah, al igual que Marina, del equipo de tiro con arco; Salvatore, miembro del consejo de estudiantes; Amy, estudiante del cuadro de honor; Mac, capitán del equipo de fútbol del colegio, y el director LaFontaine, quién sacrificó la salud de varios de sus empleados para encontrar ese espacio para sobrevivir.

¿Pero cómo comenzó todo? ¿De qué trata el desastre que golpeó el barrio?

He aquí la historia...

LUNES

Alumnos paseando, maestros caminando y tratando de forjar mentes jóvenes; nada fuera de lo que podríamos llamar ordinario, exceptuando, quizá, una crisis a nivel administrativo.

—Sé que los números no salen, director —la profesora Jefferson comentaba, mientras trataba de seguirla el paso a su superior, ambos en marcha a su oficina—, y que estamos desesperados por financiamiento, pero...

—¿Pero qué, señorita Jefferson?

—¿Es esto en verdad...necesario?

—¡Algo se tiene que hacer! —el director se detuvo brevemente—. ¡Sé que no es lo ideal, pero las ideas se acaban, y ellos presentaron esta oportunidad! Además...¿ha notado lo difícil que es esto de hablar y caminar al mismo tiempo?

—¿C-cómo dice, director?

—Que en algunas películas o series vemos como dos personajes van a un lugar importante mientras tienen una acalorada conversación; los hace ver genial y tan importantes, pero tratar de hacerlo...me distrae la mente...

—¡Director, ponga atención por favor! —clamó Tomika—. ¡Podríamos tener problemas!

—¡No voy a arriesgarme a ir a la Corte una vez más! ¡Y la decisión está tomada ya!

¿La decisión? Aceptar patrocinio corporativo; cosa difícil, ya que a pesar de que en realidad LaFontaine había buscado un trato con alguna compañía por algún tiempo, ninguna empresa respetable quería asociarse con un centro educativo como Hopewell High (no son buenas relaciones públicas elegir para promocionarse un colegio dónde el 8% de los ex alumnos terminan condenados por homicidio).

—Pero, director...

—¡Ah, señores! —LaFontaine dijo efusivamente al abrir el portón de su oficina—. ¡Un gran gusto tenerlos aquí! —proseguía con sus ánimos y sonrisas de camino a su asiento.

El Club De Hopewell: La Tercera Es La VencidaWhere stories live. Discover now