Capítulo Veintidós

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—Tus ojos tristes que al ver adoré, la noche que yo te amé.

Logan canta sobre la pequeña tarima del bar. Ha estado cantando desde que Hanna y yo llegamos, y la verdad es que hemos estado aplaudiéndole como locos a nuestro talentoso amigo.

—¡Azul! ¡Y es que este amor es azul como el amor azul! —nos unimos la rubia y yo al canto desde nuestros lugares.

Mi mirada viaja a la joven sentada a mi lado, sus labios se mueven para cantar la conocida canción de Cristián Castro, mientras balancea su cuerpo de un lado a otro.

Su largo cabello está sujetado en una trenza suelta que cae por uno de sus hombros, sus ojos azules brillan debajo de la luz de los bombillos y logro encontrarle parecido con su princesa favorita de Disney.

Se ve tan tierna y libre, al igual que Rapunzel al salir de la torre. No hago más que confirmar que es una princesa, nació para ello.

—Tu príncipe azul yo seré.

La letra que canta el pelinegro no me ayuda a deshacerme de la idea, y me grita todo lo que siento por ella, y todo lo que estoy dispuesto a hacer.

—Y con la lluvia pintada de azul, por siempre serás sólo tú.

El rostro de Hanna se gira hacia mí, y sonríe divertida cuando descubre mi mirada sobre ella.

—¿Por qué me ves así?

—Es sólo que... —tomo una pausa— estoy seguro de que algún día te dedicarán esta canción.

—¿Ah sí? ¿Por qué lo dices?

—Esos bellos luceros que tienes por ojos lo ameritan —las palabras salen arrebatadas de mi boca—, además, sin duda mereces un príncipe azul.

Sus mejillas se encienden, y desvía la mirada hacia Logan.

Una oleada de aplausos se eleva de repente y me uno a ellos cuando comprendo que la canción ha terminado.

El chico de ojos hazel se levanta del banco donde ha estado sentado la última hora y saluda a todos con la mano y una enorme sonrisa en la cara antes de bajar del escenario y caminar hacia nosotros.

—¿Y qué tal? —pregunta, extendiendo los brazos para abrazar a Hanna.

—Maravilloso.

—Sé que soy maravilloso, Hanna, lo que quiero saber es qué te pareció mi presentación.

Ella ríe en sus brazos por el comentario de nuestro amigo, y noto como él la abraza con más fuerza mientras me dedica una mirada divertida.

Mi mandíbula se aprieta instintivamente y me cruzo de brazos, pero él no se inmuta, por el contrario, parece satisfecho con lo que hace y deposita un beso sobre la mejilla de la rubia.

—¿Y eso? —pregunta sorprendida.

—No pude evitarlo, luces preciosa esta noche —le guiña el ojo.

—De acuerdo, ustedes dos están muy raros el día de hoy —ríe ella mientras nos señala a ambos—. Y antes de que pongan peor, díganme cual es el plan para esta noche.

—He preparado algo para los tres —habla Logan rodeando los hombros de Hanna con su brazo y mirándome con una sonrisa—, conseguí que me prestaran el balcón esta noche, así que tendremos una agradable cena.

Nos guía a ambos por el local, hasta dar con una escalera iluminada con series blanquecinas, y comenzamos a subir por ellas. Logan ha dejado que sea la ojiazul quien suba primero, mientras que nosotros la seguimos a pocos pasos de distancia.

Una Vez MásWhere stories live. Discover now