Capítulo Veintinueve

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Caos.

Todo es un maldito desastre desde que llegamos a la clínica.

No sé hace cuánto me separaron de Hanna, sólo sé que me ha parecido una eternidad.

Desde que llegué, me rodearon de formularios que he tenido que llenar, un par de oficiales me han preguntado qué fue lo que sucedió, y después de eso, sólo me he limitado a esperar.

No importa cuántas veces me levante a pedir información, la respuesta siempre es la misma: "Sea paciente, en cuanto tengamos noticias le informaremos".

Mi vista se clava en los puños de mi camisa, una enorme mancha marrón de sangre seca los tiñe. Mi corazón se encoge contra mi pecho al recordar la trágica escena nuevamente.

Hanna oponiéndose a su madre.

Daniela Monroy llena de odio.

El amor de mi vida desangrándose en el suelo.

Siento mis pantalones vibrar y tardo unos segundos en darme cuenta de que se trata de mi celular. Mi mano se adentra en mi bolsillo hasta alcanzar el dispositivo.

En la pantalla leo el nombre de Logan, y casi instantáneamente acepto su llamada.

—¿Por qué demonios no me has llamado? —reclama— ¿Tienes idea de lo preocupado que he estado? ¿La encontraste o no?

El nudo en mi garganta se aprieta, no puedo hablar, no estoy seguro siquiera de que puedo respirar.

—¿Ian?

Un suspiro sale de mis labios, y tengo que carraspear la garganta para poder responder.

—Hanna está ingresada en la Clínica de Durán —suelto de golpe—, tiene una herida bastante profunda y la sangre no ha parado de salir. Ella perdió la consciencia y...

Las lágrimas arden el mis ojos, las siento quemando mi garganta y oprimir mi pecho.

—Necesito que vengas, hermano —suplico, en un hilo de voz—, por favor.

—Iré ahora mismo para allá, mantenme informado de todo.

Murmuro una despedida antes de colgar la llamada, cuando alzo la mirada, me encuentro con la figura de Eduardo Mountaner entrando a trotes en la sala de espera.

Mira desorientado de un lado a otro, y cuando su mirada se encuentra con la mía, se acerca dando grandes zancadas hasta quedar frente a mí.

—¿Qué ha pasado con mi niña?

—Hace tiempo se la llevaron para atenderla —suspiro—, pero desde entonces no tengo noticias de ella.

—No puede ser —pasa sus dedos por las hebras de su cabello, estirando con fuerza su cuero cabelludo— ¡¿Cómo demonios pudo pasar esto?! No entiendo qué pasó.

—La loca de su esposa fue lo que pasó —espeto, con más brusquedad de la que pretendía—. Hanna está aquí por culpa de la idolatría enfermiza que tiene su esposa por Jacob.

Él luce herido por mi comentario, pero no dice nada, se limita a cruzarse de brazos y recargarse en la pared que está a un lado de nosotros.

Quiero gritarle un montón de cosas más, quiero reprocharle el no haber visto las señales, no haber detenido a Daniela Monroy a tiempo, no haber defendido a su hija.

Me muerdo la lengua con tanta fuerza que es cuestión de segundos para que pueda sentir el sabor metálico de la sangre en mi boca.

—Hanna Mountaner Monroy —un joven de uniforme azul se acerca a nosotros lentamente—, son ustedes quienes vienen con ella ¿cierto?

Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora