Capítulo Veintiséis

258 59 70
                                    

—¿Y? ¿Pasaste?

Escucho la voz de Logan, y puedo ver como acerca demasiado su rostro a la cámara intentando ver algo en el monitor de Hanna, pero el brillo lo hace imposible.

—Aún no aparece nada —suspira frustrada mientras echa su cabeza hacia atrás.

Hace no más de cinco minutos nos unimos en una videollamada para conocer los resultados de su examen de admisión.

Ayer por la noche llegué a San Francisco, después de solicitar a los señores Mountaner que me concedieran una semana para comenzar a preparar todo para mi regreso a la ciudad del sombrero.

Cedieron sin ningún problema, puedo asegurar que desde ese momento Daniela Monroy no ha dejado de sonreír.

Ahora, Hanna está en su habitación luchando por no comerse las uñas, Logan está en su apartamento preparándose para salir al bar, y yo, estoy fuera del cementerio de Cañada esperando terminar la llamada para poder visitar a Samantha y a mi mamá.

—¡Actualiza la página, Hanna!

—¡Es lo que estoy haciendo, Logan!

Veo a Hanna pelear con su computadora, pero de repente su expresión cambia por completo, su boca se abre por sorpresa y veo como sus ojos se cristalizan.

—Hanna ¿Qué ocurre? —pregunto, pero no tengo respuesta de su parte.

—¡Habla, niña! —exige el pelinegro— Dime si te tengo que llevar una caja de chocolates para festejar o un paquete de pañuelos para limpiar tus lágrimas.

—¡Pasé! ¡Me aceptaron en la universidad!

Logan es el primero en gritar, y después yo me uno a él. Salto en mi asiento y comienzo a felicitarla de manera tan rápida que ni si quiero yo soy capaz de entender lo que sale de mi boca.

El pelinegro ríe, y aplaude el éxito de nuestra amiga, pero ella parece ni siquiera escucharnos, sigue absorta observando fijamente la pantalla de su computadora.

—No puedo creer que lo hice —musita, con una sonrisa.

—Por Dios, estaba claro que entrarías.

—La UG no podía cometer el error de no tenerte con ellos —hablo—. Ellos creen ser exitosos, pero no conocerán el verdadero éxito hasta que estés en sus aulas.

La radiante sonrisa que se forma en el rostro de Hanna acelera mi corazón.

Ha sido increíble ver su evolución, aquella chica destrozada que intentaba alejar a todos de su lado, se ha ido, y en su lugar, la dulce y valiente mujer que había dentro ha salido a la superficie, y ha deslumbrado a todos.

En especial a mí.

—Barbero.

—¿Qué dijiste, Logan? —le pregunta la rubia, alzando una de sus cejas.

—Que deberías comprarle un sombrero —responde después de ser atacado por una corta risa—, será su regalo, mientras tanto yo iré a comprarte algo de chocolate y te lo llevaré a la hacienda antes de ir al trabajo.

—Te estaré esperando entonces.

—Hablaré contigo después —advierto.

—Sí, claro —rueda los ojos—. Nos vemos luego, cara de ladrillo.

Sin darme la oportunidad de decir nada más, el sale de la llamada, dejándome solo con Hanna, quien se ríe aunque no tiene ni idea de lo que acaba de ocurrir.

—¿De dónde salió eso de cara de ladrillo?

—En algún momento Logan te lo contará, sólo espera un poco más.

Una Vez MásWhere stories live. Discover now