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"Fred y George"


Como al día siguiente era sábado, lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos bajaran tarde a desayunar. Pero con la emoción del torneo al bajar al vestíbulo vieron a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.

-¿Ya ha dejado alguien su nombre? -le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.

-Todos los de Durmstrang -contestó ella-Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts.

-Seguro que lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos-dijo Harry-Yo lo habría hecho así si me fuera a presentar: preferiría que no me viera nadie. ¿Y si el cáliz te manda a freír espárragos?

Alguien se reía detrás de Harry. Al volverse, vio a Fred, George y Lee Jordan que bajaban corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.

-Ya está -les dijo Fred a Harry, Ron, Blair y Hermione en tono triunfal-Acabamos de tomárnosla.

-¿El qué? -preguntó Ron.

-La poción envejecedora, cerebro de mosquito -respondió Fred.

-Una gota cada uno -explicó George, frotándose las manos con júbilo-Sólo necesitamos ser unos meses más viejos.

-Si uno de nosotros gana, repartiremos el premio entre los tres -añadió Lee, con una amplia sonrisa.

-No estoy muy convencida de que funcione, ¿saben?. Seguro que Dumbledore ha pensado en eso -les advirtió Hermione.

-¡Her, déjalos veremos que pasa! -su hermana le guiño un ojo, divertida.

-¿Listos? -les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción-Entonces, vamos. Yo voy primero...

Blair observó, fascinada, cómo Fred se sacaba del bolsillo un pedazo de pergamino con las palabras: «Fred Weasley, Hogwarts.» Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó allí, balanceándose sobre las puntas de los pies como un saltador de trampolín que se dispusiera a tirarse desde veinte metros de altura. Luego, observado por todos los que estaban en el vestíbulo, tomó aire y dio un paso para cruzar la línea.

Durante una fracción de segundo, Blair creyó que el truco había funcionado. George, desde luego, también lo creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. Pero al momento siguiente se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado.

Cayeron al suelo de la fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo sonó un «¡plin!» y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.

En el vestíbulo, todos prorrumpieron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al ponerse en pie y verse cada uno la barba del otro.

-Se los advertí -dijo la voz profunda de alguien que parecía estar divirtiéndose, y todo el mundo se volvió para ver salir del Gran Comedor al profesor Dumbledore. Examinó a Fred y George con los ojos brillantes-Les sugiero que vayan los dos a ver a la señora Pomfrey. Está atendiendo ya a la señorita Fawcett, de Ravenclaw, y al señor Summers, de Hufflepuff, que también decidieron envejecerse un poquito. Aunque tengo que decir que me gusta más vuestra barba que la que les ha salido a ellos.

Fred y George salieron para la enfermería acompañados por Lee, que se partía de risa, y Harry, Ron, Hermione y Blair, que también se reían con ganas, entraron a desayunar.

𝕱𝖔𝖗𝖊𝖛𝖊𝖗 𝖆𝖓𝖉 𝖆𝖑𝖜𝖆𝖞𝖘 | ʙᴡWhere stories live. Discover now