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"Ron Guardián de Gryffindor"


—¡¿No que sólo te hacía copiar renglones?!— Blair salto de la cama y cayó al suelo frio al escuchar un grito.

Al levantarse vio a los gemelos parados frente a su cama mirándola completamente serios. 

—¿Qué hacen? ¿Ya se volvieron locos o qué?

—Dijiste que solo copiabas renglones como castigo...—comenzó Fred mientras ambos se acercaban a Blair.

—Y resulta que tienes una enorme cicatriz en tu mano que dice...—continuo George y ambos levantaron a la castaña a la vez que levantaban la manga de su camiseta.

—"No debo decir mentiras".—dijeron al unisonó.

—Chicos...

—No Maddie, esa vieja esta loca.—la interrumpió Fred.

—¿Qué ocurrió realmente?—preguntó George.

Blair supo que ya no podía mentirle, ellos lo habían visto con sus propios ojos así que le contó toda la verdad acerca de las horas pasadas en el despacho de Umbridge. 

—Esa vieja alimaña— susurraron ambos con repulsión —¡Está enferma de la cabeza! 

— Ve con McGonagall, ¡Dí algo!—dijo Fred y ella negó. 

—No, no voy a darle la satisfacción de hacerle saber que me molesta tanto y tuve que recurrir a algún profesor.

—¡No puedes dejar que continúe con esto!—apoyo George a su gemelo.

—No sé cuánta influencia tenga McGonagall sobre ella— dijo Blair.

—¡Dumbledore entonces, dile a Dumbledore!—insistieron los gemelos.

—No— respondió tajantemente Blair. 

—¿Por qué no?

—Porque no.—respondió con simpleza. 

—Si no le dices a Dumbledore o como mínimo a McGonagall, te juro que...—comenzó Fred pero ella lo interrumpió.

—¿Qué? ¿Qué me van a hacer? Los tres sabemos que soy su debilidad y no me harán nada malo.—dijo Blair con una sonrisa burlesca pero los gemelos se miraron y sonrieron.

—Le contaremos a Bill todo lo que esta ocurriendo.—la castaña abrió los ojos sorprendida.

—Chicos..

—Solo queremos ayudarte, Maddie.—dijeron al unisonó.—Ya sabes.—sin más ambos salieron de la habitación dejándola nuevamente sola.

✦ • ° *.


El viernes transcurrió sombrío como el resto de la semana. Dos cosas ayudaron a Blair ese día. Una, la idea de que el fin de semana estaba próximo; la otra era que, terrible como seguramente iba a ser su última penitencia con la profesora, aún así tenía una vista lejana del campo de Quidditch desde su ventana, con lo cual quizás lograra ver algo de la prueba de Ron pero nada le prohibió que a la hora del almuerzo ayudara a su cuñado a entrenar. Debía ser sincera, pues el pelirrojo era realmente muy bueno.

—Eso estuvo muy bien, sigue así y de seguro te quedas con el puesto.—lo alentó al ver como el  pelirrojo golpeaba el balón con su cabeza.—Mierda, debo irme tengo castigo con Umbridge.—rodo los ojos y ambos bajaron de las escobas.

𝕱𝖔𝖗𝖊𝖛𝖊𝖗 𝖆𝖓𝖉 𝖆𝖑𝖜𝖆𝖞𝖘 | ʙᴡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora